HERMENÉUTICA.
HERMENÉUTICA. 2. CLASE
HERMENÉUTICA
Es el conocimiento e interpretación, sobre todo de textos, para
determinar el significado exacto de las palabras mediante de las cuales se ha
expresado un pensamiento. Es interpretar, declarar, anunciar, esclarecer y por
ultimo traducir. Significa que alguna cosa es vuelta comprensible o llevada a
la comprensión.
ORIGEN
El término hermenéutica deriva del
griego "hermenéuiein" que significa expresar o enunciar un pensamiento, descifrar e
interpretar un mensaje o un texto filosóficamente. Hace referencia a una
corriente que surgió en el siglo xx y cuyos máximos exponentes son Hans Georg
Gadamer, Martin Heidegger, Luigi Pareyson, Gianni Vattimo y Paul Ricoeur.
La teoría de la comprensión e interpretación se había
desarrollado por dos caminos distintos: Teológico y Hermenéutica filológica
Si bien es verdad que no podemos decir que la Hermenéutica es hoy en día el
enfoque filosófico predominante,
debido a la presencia muy fuerte de la filosofía analítica, también es
verdad que sí representa una de las posiciones filosóficas de mayor extensión,
lo cual se extiende también a otros campos de la investigación tales como las
ciencias sociales y los estudios sobre arte.
CARACTERISTICAS
GENERALES DE LA HERMENÉUTICA
1. LINGÜISTICIDAD DEL SER:
La Hermenéutica aplica el
modelo interpretativo de los textos al ámbito ontológico. La realidad no
es más que un conjunto heredado de textos, relatos, mitos, narraciones,
saberes, creencias, monumentos e instituciones heredados que fundamentan
nuestro conocimiento de lo que es el mundo y el hombre.
2. EL SER ES TEMPORAL E
HISTÓRICO: El mundo no puede ser pensado como algo fijo o estático, sino como
continuamente fluyente. La
realidad siempre remite a un proceso, a un desarrollo en el tiempo (historia),
a un proyecto que nos ha sido transmitido (tradición) y que nosotros retomamos.
3. PRECOMPRENSIÓN Y
"CÍRCULO HERMENÉUTICO": El hecho de que no sólo los objetos de
conocimiento sean históricos, sino también el hombre mismo lo sea, nos impide valorar"
neutralmente" la realidad. No existe un saber objetivo, trasparente ni
desinteresado sobre el mundo.
4.
IMPOSIBILIDAD DE UN CONOCIMIENTO EXHAUSTIVO Y TOTALITARIO DE LA REALIDAD:
Dado que el ser es lenguaje y es tiempo (evento) y puesto que el hombre como ser-en-el-mundo está inmerso
en el ser del cual pretende dar cuenta, se hace imposible un conocimiento
totalitario, objetivo y sistemático del mundo.
LA INTERPRETACIÓN COMO EJERCICIO DE LA
SOSPECHA O RESTAURACIÓN DEL SENTIDO
Para Paul Ricoeur la Hermenéutica
es una "filosofía reflexiva" que ha de dar cuenta del conflicto
entre las diferentes interpretaciones de los símbolos del lenguaje.
La Hermenéutica es un tema
fundamental para cualquier estudio acerca del hombre; fundamental en el sentido
de que es una característica del propio fundamento del hombre, y por tanto in
suprimible, y fundamental en el sentido de que la consideración Hermenéutica
debe estar en la base, en el fundamento, de toda teoría acerca del ser humano.
EL CAMINO HACIA LA
HERMENEUTICA
El joven Gadamer participó de la confusión intelectual y existencias que generó la primera Guerra Mundial. Buscar una nueva orientación en un mundo desorientado fue un lugar común de aquella generación que había visto cómo el neokantismo y la conciencia cultural de la época se desvanecían. Todo ello dio lugar a una relativización del horizonte de la tradición, con la consiguiente ruptura de una tradición humanística postromántica que tenía poco que decir. Mientras, el auge de las ciencias y el expresionismo en el arte y en la vida acaparaban la atención de principios de siglo. Ese mundo tan confuso supuso un aliciente para introducirse en el bello arte del pensar.
Su primer contacto con la filosofía fue de la mano de Richard Hönigswald, cuya filosofía trascendental le sirvió como preparación para Mar burgo, donde llegó en 1919. Allí pronto afrontó nuevas experiencias universitarias: la descripción fenomenológica de Husserl, la crítica a la teología histórica, el relativismo histórico y la filosofía de la vida de Nietzsche. Al abrigo del círculo en torno al poeta Stefan George descubre la posibilidad de que la experiencia del arte afectaba realmente a la filosofía, que el arte era el verdadero órgano de la filosofía. Había que recuperar esa verdad olvidada, que luego daría tantos frutos. La formación que proporcionaba la conciencia estética configuraba un talante existencial que buscaba la verdad no en los enunciados sino en las propias vivencias. Kierkegaard y van Gogh fascinaban, la figura de Nietzsche con su crítica visceral a todo quebraba las ilusiones de la autoconciencia hegeliana.
Una respuesta adecuada
a los desafíos de la época no la encuentra Gadamer ni en Paul Natorp, ni en
Nicolai Hartmann, ni en Husserl. Fue Heidegger el que trajo el amparo intelectual y el que abrió nuevas
perspectivas al pensamiento. «Lo que a mí me interesó de Heidegger era que podíamos
"repetir" la filosofía de los griegos, una vez que la historia
de la filosofía escrita por Hegel y reescrita por la "historia de los
problemas" del neokantismo había perdido su fundamento inconcuso: la
autoconciencia».
De Heidegger tomó la presentación de la génesis de los esquemas de la tradición filosófica, como respuestas a preguntas reales. Le fascinaba la forma en que Heidegger hacía revivir la filosofía griega, de ahí que el leitmotiv de sus estudios fue permanecer siempre próximo a los griegos. Por eso reforzó sus conocimientos con estudios de filología clásica, que concluye en 1927. Entre los filósofos griegos, la ética de Aristóteles le hizo ver un género de conocimiento diferente. Pero fue Platón, especialmente, el centro de sus estudios en sus primeros años. Su primer libro lleva por título La ética dialéctica de Platón, donde aclara la función de la dialéctica platónica desde la fenomenología del diálogo. El arte de la descripción fenomenológica que había aprendido de Husserl y Heidegger parecía un instrumento adecuado para una interpretación de los textos antiguos.
Después de diez años de docencia como auxiliar de cátedra obtuvo el título de Profesor. En realidad esperaba una cátedra de filología clásica en Halle, pero obtuvo en 1938 la cátedra de filosofía de Leipzig. Durante la época del tercer Reich, en Leipzig, Gadamer mantuvo una actitud de silencio y de prudencia, limitándose a comunicar en sus clases los resultados de sus investigaciones. Allí expuso, tras la jubilación de T. Litt, además de los griegos, la tradición clásica desde Agustín hasta Nietzsche y Heidegger, sin olvidar los textos poéticos de Hölderlin y, sobre todo, Rilke, que en aquella época se había convertido en el poeta de la resistencia universitaria.
Durante dos años fue rector en la propia universidad de Leipzig, años en los que dedicó materialmente su tiempo a labores burocráticas. En 1947 accede a una invitación de la Universidad de Frankfurt. Dos años después, en 1949 sucede a Karl Jaspers en Heidelberg donde desarrollará prácticamente toda su actividad investigadora, que desembocaría en 1960, a una edad ya tardía, en la publicación de su gran obra hermenéutica: Verdad y método. La obra, resultado de casi diez años de trabajo, muestra la génesis de su filosofía hermenéutica y representa el intento de explicar teóricamente el estilo de sus estudios y enseñanza. Para Gadamer lo primero es la praxis hermenéutica, el arte de comprender y hacer comprensible. En su Auto presentación señala: «Cuando apareció el libro -con el título que sólo decidí durante la impresión- no estaba muy seguro de no haber llegado demasiado tarde y de no haber escrito una superfluidad. Porque era de prever el protagonismo de una nueva generación dominada en parte por las expectativas tecnológicas y en parte por el talante de crítica de la ideología».
La obra no sólo no llegó tarde sino que concitó rápidamente el interés de los filósofos. Fueron muchos los que trabajaron junto a Gadamer en aquella época, entre otros citamos: J. Habermas, Dieter Henrich, Rüdiger Bubner, Theo Ebert, Heinz Kimmerle, Wolfgang Cramer, Reiner Wiehl, Valerio Verra, G. Vattimo, E. Lledó, y un numeroso etc.. Después de su jubilación en 1968 difundió sus ideas sobre la hermenéutica en el extranjero, pero sobre todo en América.
Pero, ¿qué es esa hermenéutica «filosófica», y en qué se diferencia de la tradición romántica que nace con Schleiermacher y culmina en la hermenéutica de las ciencias del espíritu de Dilthey? ¿Se trata de una nueva metodología o más bien de una crítica frente a la racionalidad metodológica? Antes de dilucidar el sentido de la hermenéutica filosófica de Gadamer, es necesario exponer el marco interpretativo y el horizonte en el que se mueve su pensamiento, es decir, las coordenadas filosóficas, que como legado de la tradición configuran un talante muy peculiar.
De Heidegger tomó la presentación de la génesis de los esquemas de la tradición filosófica, como respuestas a preguntas reales. Le fascinaba la forma en que Heidegger hacía revivir la filosofía griega, de ahí que el leitmotiv de sus estudios fue permanecer siempre próximo a los griegos. Por eso reforzó sus conocimientos con estudios de filología clásica, que concluye en 1927. Entre los filósofos griegos, la ética de Aristóteles le hizo ver un género de conocimiento diferente. Pero fue Platón, especialmente, el centro de sus estudios en sus primeros años. Su primer libro lleva por título La ética dialéctica de Platón, donde aclara la función de la dialéctica platónica desde la fenomenología del diálogo. El arte de la descripción fenomenológica que había aprendido de Husserl y Heidegger parecía un instrumento adecuado para una interpretación de los textos antiguos.
Después de diez años de docencia como auxiliar de cátedra obtuvo el título de Profesor. En realidad esperaba una cátedra de filología clásica en Halle, pero obtuvo en 1938 la cátedra de filosofía de Leipzig. Durante la época del tercer Reich, en Leipzig, Gadamer mantuvo una actitud de silencio y de prudencia, limitándose a comunicar en sus clases los resultados de sus investigaciones. Allí expuso, tras la jubilación de T. Litt, además de los griegos, la tradición clásica desde Agustín hasta Nietzsche y Heidegger, sin olvidar los textos poéticos de Hölderlin y, sobre todo, Rilke, que en aquella época se había convertido en el poeta de la resistencia universitaria.
Durante dos años fue rector en la propia universidad de Leipzig, años en los que dedicó materialmente su tiempo a labores burocráticas. En 1947 accede a una invitación de la Universidad de Frankfurt. Dos años después, en 1949 sucede a Karl Jaspers en Heidelberg donde desarrollará prácticamente toda su actividad investigadora, que desembocaría en 1960, a una edad ya tardía, en la publicación de su gran obra hermenéutica: Verdad y método. La obra, resultado de casi diez años de trabajo, muestra la génesis de su filosofía hermenéutica y representa el intento de explicar teóricamente el estilo de sus estudios y enseñanza. Para Gadamer lo primero es la praxis hermenéutica, el arte de comprender y hacer comprensible. En su Auto presentación señala: «Cuando apareció el libro -con el título que sólo decidí durante la impresión- no estaba muy seguro de no haber llegado demasiado tarde y de no haber escrito una superfluidad. Porque era de prever el protagonismo de una nueva generación dominada en parte por las expectativas tecnológicas y en parte por el talante de crítica de la ideología».
La obra no sólo no llegó tarde sino que concitó rápidamente el interés de los filósofos. Fueron muchos los que trabajaron junto a Gadamer en aquella época, entre otros citamos: J. Habermas, Dieter Henrich, Rüdiger Bubner, Theo Ebert, Heinz Kimmerle, Wolfgang Cramer, Reiner Wiehl, Valerio Verra, G. Vattimo, E. Lledó, y un numeroso etc.. Después de su jubilación en 1968 difundió sus ideas sobre la hermenéutica en el extranjero, pero sobre todo en América.
Pero, ¿qué es esa hermenéutica «filosófica», y en qué se diferencia de la tradición romántica que nace con Schleiermacher y culmina en la hermenéutica de las ciencias del espíritu de Dilthey? ¿Se trata de una nueva metodología o más bien de una crítica frente a la racionalidad metodológica? Antes de dilucidar el sentido de la hermenéutica filosófica de Gadamer, es necesario exponer el marco interpretativo y el horizonte en el que se mueve su pensamiento, es decir, las coordenadas filosóficas, que como legado de la tradición configuran un talante muy peculiar.
EL LEGADO DE LA
TRADICIÓN
La hermenéutica filosófica de Gadamer representa,
ciertamente, la culminación de toda una tradición histórico-filosófica en torno
al problema hermenéutica. Pero el sesgo peculiar que determina su propia índole está mediatizado y
configurado sustancialmente por la herencia de Heidegger. Pero dicha herencia
le abrirá también el camino que le llevará a reconocer la necesidad de
recuperar el legado socrático de una sabiduría humana. Y fue sobre todo el arte del diálogo platónico lo
que marcó profundamente a Gadamer, más incluso que los grandes pensadores del
idealismo alemán. Por eso a veces él mismo se autodefine como un «viejo platónico»
.
Tras las huellas de Heidegger. La hermenéutica existencial y las ideas desarrolladas por Heidegger, se erigen en un productivo instrumento para elaborar los presupuestos filosóficos de su propia hermenéutica. En líneas generales podemos decir que Gadamer continúa el discurso de Heidegger explicitando y haciendo inteligibles las virtualidades de su pensamiento. Como decía Habermas, Gadamer «urbaniza la provincia de Heidegger» y, es posible también, que Heidegger, como en su tiempo el propio Hegel, haya encontrado también su Marx.
Partiendo de la radicalidad ontológica heideggeriana, Gadamer aborda el problema de la comprensión de una forma tan audaz como nunca hasta ahora lo había hecho la hermenéutica. Una hermenéutica que se autodefine como filosófica y universal trasciende todas las expectativas anteriores y no deja de ser, por otra parte, un intento de «transformación» de la misma filosofía. Las posibilidades que le ofrecían a Gadamer las aplicaciones de una filosofía ontológico-existencial como la de Heidegger abrían, por una parte, el camino hacia una concepción omnicomprensiva de la hermenéutica; por otra parte, ayudaban a trascender la hermenéutica metódica de Schleiermacher y Dilthey, cuyo ideal regulativo era la objetividad de la ciencia y se limitaba simplemente a re-construir textos y experiencias ajenas. Aún más, el aparato conceptual y la terminología de su hermenéutica filosófica no se pueden entender sino desde el análisis de la estructura existencial heideggeriana de la comprensión.
Gadamer, por otra parte, suele confesar con frecuencia que el auténtico punto de partida de su pensamiento y el objeto de sus reflexiones teóricas ha sido el pensamiento del «último Heidegger», en el que el lenguaje se constituye en fuente de conocimiento. Conceptos tales como los de «pertenencia», «historia-efectual», «juego», «diálogo» expresan semánticamente en la hermenéutica de Gadamer la lingüisticidad del ser. Tampoco duda en afirmar que el modelo que inspira su propia experiencia hermenéutica es la propia experiencia que hace Heidegger con el lenguaje, la verdad, etc. «Yo realmente creo haber comprendido al último Heidegger, es decir, su "verdad". Pero debo "probarla" en mí, en la experiencia, que es mi propia experiencia y que es lo que yo he llamado "experiencia hermenéutica"»
.
Tras las huellas de Heidegger. La hermenéutica existencial y las ideas desarrolladas por Heidegger, se erigen en un productivo instrumento para elaborar los presupuestos filosóficos de su propia hermenéutica. En líneas generales podemos decir que Gadamer continúa el discurso de Heidegger explicitando y haciendo inteligibles las virtualidades de su pensamiento. Como decía Habermas, Gadamer «urbaniza la provincia de Heidegger» y, es posible también, que Heidegger, como en su tiempo el propio Hegel, haya encontrado también su Marx.
Partiendo de la radicalidad ontológica heideggeriana, Gadamer aborda el problema de la comprensión de una forma tan audaz como nunca hasta ahora lo había hecho la hermenéutica. Una hermenéutica que se autodefine como filosófica y universal trasciende todas las expectativas anteriores y no deja de ser, por otra parte, un intento de «transformación» de la misma filosofía. Las posibilidades que le ofrecían a Gadamer las aplicaciones de una filosofía ontológico-existencial como la de Heidegger abrían, por una parte, el camino hacia una concepción omnicomprensiva de la hermenéutica; por otra parte, ayudaban a trascender la hermenéutica metódica de Schleiermacher y Dilthey, cuyo ideal regulativo era la objetividad de la ciencia y se limitaba simplemente a re-construir textos y experiencias ajenas. Aún más, el aparato conceptual y la terminología de su hermenéutica filosófica no se pueden entender sino desde el análisis de la estructura existencial heideggeriana de la comprensión.
Gadamer, por otra parte, suele confesar con frecuencia que el auténtico punto de partida de su pensamiento y el objeto de sus reflexiones teóricas ha sido el pensamiento del «último Heidegger», en el que el lenguaje se constituye en fuente de conocimiento. Conceptos tales como los de «pertenencia», «historia-efectual», «juego», «diálogo» expresan semánticamente en la hermenéutica de Gadamer la lingüisticidad del ser. Tampoco duda en afirmar que el modelo que inspira su propia experiencia hermenéutica es la propia experiencia que hace Heidegger con el lenguaje, la verdad, etc. «Yo realmente creo haber comprendido al último Heidegger, es decir, su "verdad". Pero debo "probarla" en mí, en la experiencia, que es mi propia experiencia y que es lo que yo he llamado "experiencia hermenéutica"»
Al margen de la ayuda
conceptual que representa Heidegger, su ontología de la finitud inspira
a Gadamer una posición crítica frente al subjetivismo y frente al objetivismo
dogmático de la ciencia. Aquí radica su principal confrontación con su otro
gran inspirador, Hegel, y con las pretensiones de las ciencias históricas de
hacer del método la única garantía para la verdad. No es casual, por lo demás,
que Gadamer comparta con Heidegger como punto de partida la crítica a la
ciencia y a la técnica de nuestro mundo actual. También aparece el influjo de
Heidegger en aquellos dos ejes que configuran todo el entramado de la filosofía
hermenéutica de Gadamer: la tradición y el lenguaje. Se
relaciona sin ningún eufemismo la problemática del ser, primero con el fenómeno
de la tradición y, luego, con el lenguaje. La tradición constituye para Gadamer el sujeto propio del
comprender, pues ella determina nuestros planteamientos, prejuicios y nuestra
propia conceptualidad. Por otra parte, la reducción ontológica del
lenguaje al ser determina la inexorable universalidad de la hermenéutica y su
carácter comprensivo.
Sin embargo, el tono catastrofista y pesimista que se respira a lo largo de la dilatada obra heideggeriana cambia en favor de un discurso preñado de perspectivas optimistas acordes con su formación humanista. Así por ejemplo la visión positiva y optimista que tiene Gadamer de la historia de la filosofía marca las diferencias. La descripción heideggeriana de la historia del pensamiento occidental como la inexorable historia del «olvido del ser», como una historia de errores, que culmina con el dominio actual de la técnica, deja paso a una visión regeneradora y a un revivir de la filosofía. Por otro lado, el concepto de «verdad hermenéutica» gadameriano no acentúa, como lo hace Heidegger, aquello que permanece oculto y en la oscuridad del misterio, sino que destaca más bien el «des ocultamiento» y el carácter de «apertura» propio de la experiencia de la comprensión.
La presencia de Hegel y de los griegos. La hermenéutica de Gadamer es un lugar de encuentro y confluencia no sólo de la tradición hermenéutica, sino también de la tradición filosófica griega, especialmente Platón y Aristóteles, sin olvidar la presencia de la Grosse Philosophie alemana: Hegel, Dilthey, Husserl etc. En la más pura tradición heideggeriana y practicando lo que llamará la «historia-efectual», deja que la tradición se muestre a sí misma en su propia efectividad, que hable y eleve su voz hasta nuestro presente como si fuera un «tú».
Sin embargo, el tono catastrofista y pesimista que se respira a lo largo de la dilatada obra heideggeriana cambia en favor de un discurso preñado de perspectivas optimistas acordes con su formación humanista. Así por ejemplo la visión positiva y optimista que tiene Gadamer de la historia de la filosofía marca las diferencias. La descripción heideggeriana de la historia del pensamiento occidental como la inexorable historia del «olvido del ser», como una historia de errores, que culmina con el dominio actual de la técnica, deja paso a una visión regeneradora y a un revivir de la filosofía. Por otro lado, el concepto de «verdad hermenéutica» gadameriano no acentúa, como lo hace Heidegger, aquello que permanece oculto y en la oscuridad del misterio, sino que destaca más bien el «des ocultamiento» y el carácter de «apertura» propio de la experiencia de la comprensión.
La presencia de Hegel y de los griegos. La hermenéutica de Gadamer es un lugar de encuentro y confluencia no sólo de la tradición hermenéutica, sino también de la tradición filosófica griega, especialmente Platón y Aristóteles, sin olvidar la presencia de la Grosse Philosophie alemana: Hegel, Dilthey, Husserl etc. En la más pura tradición heideggeriana y practicando lo que llamará la «historia-efectual», deja que la tradición se muestre a sí misma en su propia efectividad, que hable y eleve su voz hasta nuestro presente como si fuera un «tú».
Hegel representa para
Gadamer el modelo que hace posible pensar la hermenéutica no como simple organon de
las ciencias del espíritu para la reconstrucción del pasado histórico, sino
como «integración» dialéctica del presente y el pasado en un proceso de mediación que
no es un mero producto de la äussere Reflexion, sino del
«hacer de la cosa misma» (dialéctica). El concepto de mediación conlleva, en un
plano epistemológico, que el objeto no se comprende en una inmediatez
abstracta, sino únicamente en la totalidad de un movimiento mediador, que
abarca igualmente a sujeto y objeto. Este es el modo propio y dialéctico en el que Gadamer desarrolla su
teoría de la experiencia hermenéutica. Ahora bien, lo verdaderamente
importante de la dialéctica de Hegel es que, según sostiene Gadamer, nos
aproxima inevitablemente a la filosofía griega, en concreto a los diálogos de
Platón. La crítica de
Heidegger a Hegel por ser demasiado griego se convierte en Gadamer en fuente de
inspiración: «El que quiera ir a la escuela de los griegos, habrá pasado
antes por la escuela de Hegel». Por eso su interés se centra en buscar las
raíces de la dialéctica hegeliana en la dialéctica dialógica socrática, basada
en el procedimiento de preguntas-respuestas, con el objeto de definir la dialéctica
propia de la experiencia hermenéutica. Esta apertura hacia Hegel no significa
que Gadamer acepte el saber absoluto. Es proverbial ya su pronunciamiento
respecto a Hegel: «Soy hegeliano en todo excepto en la aceptación del Espíritu
Absoluto». Está con Hegel
en la superación epistemológica de la tradicional oposición sujeto-objeto por
un modelo dialéctico mediacional; está contra Hegel por el
hecho de haber llevado a cabo esto a costa de la disolución de lo histórico y
finito en lo absoluto, ya que la historicidad y la finitud son categorías
incuestionables de nuestra propia experiencia. Por lo que se refiere a
los griegos, la tradición platónica ofrecía a Gadamer grandes posibilidades
para el desarrollo de una hermenéutica que se fundamentaba sobre la ontología
heideggeriana de la finitud, pues de hecho «en la tradición del platonismo es
donde se desarrolla el vocabulario conceptual que necesita el pensamiento de la
finitud de la existencia humana». Y es precisamente en el arte socrático de «conducir un diálogo» donde
puede encontrar el hombre la posibilidad de poder aspirar a la verdad y, al
mismo tiempo, la conciencia de su propia finitud. De este modo, la «docta
ignorancias socrático es asumida por la hermenéutica como estructura esencial
de la experiencia humana del mundo, en la que se integran dos aspectos
hermenéuticos de gran relevancia: la apertura y la negatividad de
la experiencia en general, cuya forma lógica es la pregunta. El
diálogo socrático se presenta, entonces, como un modelo para reconducir la
hermenéutica, de tal manera que la estructura esencial del comprender se deduce
del análisis fenomenológico del diálogo, pues éste es el «lugar» de la verdad,
donde acontece la verdad y se muestra la «cosa misma». Pero como
el medium del diálogo es el lenguaje, la
hermenéutica se resuelve en definitiva en el terreno del lenguaje.
Por último, el diálogo de Gadamer con Aristóteles representa uno de los puntos claves para poder interpretar unitariamente la obra de Gadamer. «El programa aristotélico de una ciencia práctica -dice Gadamer- me parecía el único modelo teórico-científico según el cual podrían pensarse las ciencias que «comprenden». En otras palabras. La filosofía práctica de Aristóteles representaba una nueva racionalidad, no dogmática, distinta de la racionalidad metódica, en la que se puede fundamentar el estatus epistemológico de la hermenéutica. La definición de la ética aristotélica como mediación entre la subjetividad del saber y la sustancialidad del ser ofrecía a Gadamer la posibilidad de delimitar la forma propia del saber hermenéutico y liberarlo del ideal de objetividad del método científico al que había estado sometido hasta entonces la hermenéutica. La phrónesis no es un saber objetivo, sino un saber en el que el objeto conocido afecta inmediatamente al hombre. Es un saber experiencial, o mejor dicho, la forma fundamental de la experiencia humana, modelo paradigmático de la experiencia hermenéutica. Por eso, para Gadamer, el «problema fundamental de la hermenéutica» es el problema de la praxis, puesto que en definitiva la hermenéutica es filosofía, pero más en concreto, filosofía práctica.
Por último, el diálogo de Gadamer con Aristóteles representa uno de los puntos claves para poder interpretar unitariamente la obra de Gadamer. «El programa aristotélico de una ciencia práctica -dice Gadamer- me parecía el único modelo teórico-científico según el cual podrían pensarse las ciencias que «comprenden». En otras palabras. La filosofía práctica de Aristóteles representaba una nueva racionalidad, no dogmática, distinta de la racionalidad metódica, en la que se puede fundamentar el estatus epistemológico de la hermenéutica. La definición de la ética aristotélica como mediación entre la subjetividad del saber y la sustancialidad del ser ofrecía a Gadamer la posibilidad de delimitar la forma propia del saber hermenéutico y liberarlo del ideal de objetividad del método científico al que había estado sometido hasta entonces la hermenéutica. La phrónesis no es un saber objetivo, sino un saber en el que el objeto conocido afecta inmediatamente al hombre. Es un saber experiencial, o mejor dicho, la forma fundamental de la experiencia humana, modelo paradigmático de la experiencia hermenéutica. Por eso, para Gadamer, el «problema fundamental de la hermenéutica» es el problema de la praxis, puesto que en definitiva la hermenéutica es filosofía, pero más en concreto, filosofía práctica.
SIGNIFICADO DE LA
HERMENÉUTICA
Desde
los supuestos ontológicos de Heidegger y en continuo diálogo con la tradición,
Gadamer entiende que hay que mantener el concepto de «hermenéutica» en el
sentido en que Heidegger había definido la comprensión: Modo de ser
fundamental. Pero también hay que tener en cuenta el
pensamiento del último Heidegger, pues sólo así es posible liberar a la
hermenéutica de cualquier subjetivismo o instrumentalismo. Por eso, la pregunta
filosófica que concierne a la posibilidad de la comprensión se
resuelve, en última instancia, en una pregunta que hace referencia a lo
que acontece en la praxis de la comprensión, es decir, «lo que acontece con nosotros por encima
de nuestro querer y hacer». En otros términos: «La hermenéutica que considero filosófica no se
presenta como un nuevo procedimiento de la interpretación.
Fundamentalmente describe solamente lo que siempre acontece y,
especialmente, lo que siempre acontece allí donde una interpretación es
convincente y tiene éxito. No se trata pues, en ningún caso, de una
"teoría del arte" que quiera indicar cómo debería ser
la comprensión. Tenemos
que reconocer lo que es y, por tanto, no podemos modificar el
hecho de que en nuestra comprensión siempre intervengan presupuestos que no
pueden ser eliminados. La comprensión es algo más que una aplicación artificial
de una capacidad. Es también siempre la obtención de un auto comprensión más
amplia y profunda.
Partir de «aquello que es» en la hermenéutica no significa otra cosa que retornar a la pregunta original sobre la comprensión y dirigirse fenomenológicamente «a las cosas mismas». En realidad, Gadamer se pregunta por el «ser de la comprensión» o, para expresarle en términos heideggerianos, «en qué modo comprender es ser». En este sentido, la formulación de la pregunta sobre « ¿qué es hermenéutica?», podría tener un paralelismo con aquella otra pregunta que formuló Heidegger, « ¿Qué es metafísica?», como introducción a la crítica de la metafísica. La palabra clave en esta proposición interrogativa es lo que es la hermenéutica. Por eso, el problema relativo al método de las ciencias del espíritu, el comprender, tal y como lo plantea la hermenéutica metódica de Dilthey, es un problema realmente secundario. La especial referencia al mundo propio de las ciencias de la interpretación y la actitud humana frente a sus objetos se podrá entender sólo y cuando se haya captado lo que acontece siempre en el horizonte del mundo de aquel que comprende. De esta manera la hermenéutica filosófica que desarrolla Gadamer no se refiere a una teoría del arte de comprender o a una teoría del método (de la comprensión), sino más bien a una teoría de la experiencia humana y de la praxis vital, la cual precede a todo comportamiento comprensivo de la subjetividad y a cualquier modo de proceder metódico. En este sentido hay que entender las palabras de Gadamer cuando dice: «Comprender e interpretar textos no es solamente una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la experiencia humana del mundo. En su origen el problema hermenéutica no es en modo alguno un problema metódico. No se interesa por un método de la comprensión que permita someter los textos, igual que cualquier otro objeto de la experiencia, al conocimiento científico. Cuando se comprende la tradición, no sólo se comprenden textos, sino que se adquieren perspectivas y se conocen verdades».
Con ello el problema hermenéutico se circunscribe a un ámbito que trasciende los límites impuestos por el concepto de método de la ciencia moderna y se extiende a formas de experiencia -tales como la del arte, la de la historia y la de la filosofía- que tienen un carácter pre-científico y elevan una pretensión de verdad tan legítima como la de la ciencia. Sólo así será posible liberar a las ciencias del espíritu de una confrontación teórica con un modelo de cientificidad que les es fundamentalmente extraño y escapar a las aporías del historicismo y a los planteamientos epistemológicos neokantianos. De esta forma, Gadamer está reivindicando otro modelo de racionalidad que, como veremos, se perfilará en sintonía con la ciencia práctica de Aristóteles.
La «hermenéutica» para Gadamer designa, entonces, «el carácter fundamentalmente móvil, que abarca el conjunto de la experiencia humana del mundo. Todo lo que el hombre puede experimentar se incluye en este ámbito abarcante del fenómeno de la comprensión. No se puede hablar, por tanto, de comprensión en el sentido de un comportamiento subjetivo respecto a un objeto dado. La comprensión, tal y como la entiende Gadamer, no se dirige a un «tú» como objeto, ni pretende «reconstruir» una vivencia, ni tampoco se reduce a la «transposición» de un sujeto en otro -como en Schleiermacher y Dilthey-, sino más bien a un contenido de verdad que penetra y actúa en el ámbito de nuestra existencia. «Comprender» es estar siempre expuesto a un hacer y actuar que no es el hacer y el actuar de la subjetividad moderna, sino el hacer de la historia y de la tradición que determinan al sujeto, en el aquí y el ahora, y provocan la apertura hacia el diálogo que es la comprensión.
La hermenéutica filosófica gadameriana hay que entenderla, por tanto, en términos de experiencia. «La filosofía "hermenéutica" se entiende, no como una posición "absoluta, sino como un camino de experiencia"». Pero el significado que se otorga a esta forma de experiencia no es el de la ciencia, pues la hermenéutica en cuanto experiencia se entiende como un acontecer, en el que nadie es dueño y todo se ordena de una forma realmente impenetrable. La auténtica experiencia es la que uno «hace» e implica que algo nos sale al encuentro, de tal manera que uno confirma su propia experiencia después de la realización de la experiencia en cuanto tal. Todo ello significa, por una parte, que el sujeto del acontecer de la experiencia no es el sujeto humano sino la movilidad de la propia experiencia; por otra parte, la determinación del carácter no objetivable de la experiencia se explica como una consecuencia de la aplicación de un modelo gnoseológico en el que el sujeto y objeto se implican en un acontecer de mediación recíproca y no como dominio del sujeto sobre el objeto.
En su análisis sobre la estructura de la experiencia hermenéutica Gadamer nos remite continuamente a Hegel y al movimiento dialéctico de la conciencia, esto es, al modelo de la experiencia de la conciencia tal y como se desarrolla en su Fenomenología del Espíritu. En ese proceso experiencias de la conciencia aparece en un primer plano la negatividad propia de toda experiencia. Es decir, toda experiencia es negativa: siempre experimentamos algo que no es como habíamos supuesto, de tal manera que en toda experiencia sabemos otra cosa que antes no sabíamos y sabemos más. El camino de la experiencia conduce entonces a un saberse. Pero ninguna experiencia se consuma en un saber absoluto, sino que siempre está abierta a nuevas experiencias. He aquí por qué la dimensión de la finitud, que forma parte de la esencia histórica del hombre, constituye a juicio de Gadamer «el fundamento más determinante del fenómeno hermenéutico». Tal vez por eso no pocas veces se ha interpretado su hermenéutica como una hermenéutica existencia, en la medida en que la conciencia que podemos tener de nuestra propia determinación histórica implica al mismo tiempo la conciencia de una razón limitada y finita. Siempre cabe la posibilidad de comprender más y mejor, puesto que la apertura y la historicidad propia de la experiencia hermenéutica determinan ese grado de disposición de dejarse decir lo que se trasmite desde la tradición. Así pues, la experiencia humana es experiencia de la finitud humana. «Es experimentado en el auténtico sentido de la palabra aquél que es consciente de esta limitación. Aquél que sabe que no es señor ni del tiempo ni del futuro; pues el hombre experimentado conoce los límites de toda previsión y la inseguridad de todo plan».
Partir de «aquello que es» en la hermenéutica no significa otra cosa que retornar a la pregunta original sobre la comprensión y dirigirse fenomenológicamente «a las cosas mismas». En realidad, Gadamer se pregunta por el «ser de la comprensión» o, para expresarle en términos heideggerianos, «en qué modo comprender es ser». En este sentido, la formulación de la pregunta sobre « ¿qué es hermenéutica?», podría tener un paralelismo con aquella otra pregunta que formuló Heidegger, « ¿Qué es metafísica?», como introducción a la crítica de la metafísica. La palabra clave en esta proposición interrogativa es lo que es la hermenéutica. Por eso, el problema relativo al método de las ciencias del espíritu, el comprender, tal y como lo plantea la hermenéutica metódica de Dilthey, es un problema realmente secundario. La especial referencia al mundo propio de las ciencias de la interpretación y la actitud humana frente a sus objetos se podrá entender sólo y cuando se haya captado lo que acontece siempre en el horizonte del mundo de aquel que comprende. De esta manera la hermenéutica filosófica que desarrolla Gadamer no se refiere a una teoría del arte de comprender o a una teoría del método (de la comprensión), sino más bien a una teoría de la experiencia humana y de la praxis vital, la cual precede a todo comportamiento comprensivo de la subjetividad y a cualquier modo de proceder metódico. En este sentido hay que entender las palabras de Gadamer cuando dice: «Comprender e interpretar textos no es solamente una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la experiencia humana del mundo. En su origen el problema hermenéutica no es en modo alguno un problema metódico. No se interesa por un método de la comprensión que permita someter los textos, igual que cualquier otro objeto de la experiencia, al conocimiento científico. Cuando se comprende la tradición, no sólo se comprenden textos, sino que se adquieren perspectivas y se conocen verdades».
Con ello el problema hermenéutico se circunscribe a un ámbito que trasciende los límites impuestos por el concepto de método de la ciencia moderna y se extiende a formas de experiencia -tales como la del arte, la de la historia y la de la filosofía- que tienen un carácter pre-científico y elevan una pretensión de verdad tan legítima como la de la ciencia. Sólo así será posible liberar a las ciencias del espíritu de una confrontación teórica con un modelo de cientificidad que les es fundamentalmente extraño y escapar a las aporías del historicismo y a los planteamientos epistemológicos neokantianos. De esta forma, Gadamer está reivindicando otro modelo de racionalidad que, como veremos, se perfilará en sintonía con la ciencia práctica de Aristóteles.
La «hermenéutica» para Gadamer designa, entonces, «el carácter fundamentalmente móvil, que abarca el conjunto de la experiencia humana del mundo. Todo lo que el hombre puede experimentar se incluye en este ámbito abarcante del fenómeno de la comprensión. No se puede hablar, por tanto, de comprensión en el sentido de un comportamiento subjetivo respecto a un objeto dado. La comprensión, tal y como la entiende Gadamer, no se dirige a un «tú» como objeto, ni pretende «reconstruir» una vivencia, ni tampoco se reduce a la «transposición» de un sujeto en otro -como en Schleiermacher y Dilthey-, sino más bien a un contenido de verdad que penetra y actúa en el ámbito de nuestra existencia. «Comprender» es estar siempre expuesto a un hacer y actuar que no es el hacer y el actuar de la subjetividad moderna, sino el hacer de la historia y de la tradición que determinan al sujeto, en el aquí y el ahora, y provocan la apertura hacia el diálogo que es la comprensión.
La hermenéutica filosófica gadameriana hay que entenderla, por tanto, en términos de experiencia. «La filosofía "hermenéutica" se entiende, no como una posición "absoluta, sino como un camino de experiencia"». Pero el significado que se otorga a esta forma de experiencia no es el de la ciencia, pues la hermenéutica en cuanto experiencia se entiende como un acontecer, en el que nadie es dueño y todo se ordena de una forma realmente impenetrable. La auténtica experiencia es la que uno «hace» e implica que algo nos sale al encuentro, de tal manera que uno confirma su propia experiencia después de la realización de la experiencia en cuanto tal. Todo ello significa, por una parte, que el sujeto del acontecer de la experiencia no es el sujeto humano sino la movilidad de la propia experiencia; por otra parte, la determinación del carácter no objetivable de la experiencia se explica como una consecuencia de la aplicación de un modelo gnoseológico en el que el sujeto y objeto se implican en un acontecer de mediación recíproca y no como dominio del sujeto sobre el objeto.
En su análisis sobre la estructura de la experiencia hermenéutica Gadamer nos remite continuamente a Hegel y al movimiento dialéctico de la conciencia, esto es, al modelo de la experiencia de la conciencia tal y como se desarrolla en su Fenomenología del Espíritu. En ese proceso experiencias de la conciencia aparece en un primer plano la negatividad propia de toda experiencia. Es decir, toda experiencia es negativa: siempre experimentamos algo que no es como habíamos supuesto, de tal manera que en toda experiencia sabemos otra cosa que antes no sabíamos y sabemos más. El camino de la experiencia conduce entonces a un saberse. Pero ninguna experiencia se consuma en un saber absoluto, sino que siempre está abierta a nuevas experiencias. He aquí por qué la dimensión de la finitud, que forma parte de la esencia histórica del hombre, constituye a juicio de Gadamer «el fundamento más determinante del fenómeno hermenéutico». Tal vez por eso no pocas veces se ha interpretado su hermenéutica como una hermenéutica existencia, en la medida en que la conciencia que podemos tener de nuestra propia determinación histórica implica al mismo tiempo la conciencia de una razón limitada y finita. Siempre cabe la posibilidad de comprender más y mejor, puesto que la apertura y la historicidad propia de la experiencia hermenéutica determinan ese grado de disposición de dejarse decir lo que se trasmite desde la tradición. Así pues, la experiencia humana es experiencia de la finitud humana. «Es experimentado en el auténtico sentido de la palabra aquél que es consciente de esta limitación. Aquél que sabe que no es señor ni del tiempo ni del futuro; pues el hombre experimentado conoce los límites de toda previsión y la inseguridad de todo plan».
COMPETENCIAS
TRANSVERSALES
|
||
SER
|
SABER
|
SABER
HACER
|
COMPETENCIAS
ESPECÍFICAS
|
||
INTERPRETATIVAS
ADMIRAR
|
ARGUMENTATIVAS
JUZGAR,
CRITICAR, DISCUTIR
|
PROPOSITIVAS
CREAR,
PRODUCIR.
|
HERMENÈUTICA.
En nuestra realidad o contextos sociales en los que vivimos se observa que los seres humanos luchamos por llegar a la verdad de
los acontecimientos, que suceden en los
mismos, o por lo menos intentamos descifrarlos a través de las distintas herramientas que le
brinda dentro del mismo. Y, para ello se ha valido de una importante
herramienta que le brinda la filosofía en esta instancia como la hermenéutica
filosófica.
Este instrumento se deriva del
griego “hermeneuiein” que significa expresar o enunciar un pensamiento e interpretar un texto filosóficamente, y esta
a su vez hace referencia a una
corriente que surgió en el siglo XX,
donde sus principales exponentes fueron Hans Georg, Gadamer, Martín Heidegger,
Luigi pareyson y Paul Ricoeur.
Cabe mencionar que esta herramienta
se desarrolló por dos caminos distintos:
la teología y la filología, pero no por esto se puede decir que en la
actualidad la hermenéutica sea el
enfoque filosófico predominante, puesto que existe otros campos dentro de la misma, como la
filosofía analítica que también
contribuye a la interpretación de las cosas, a partir de la división de un todo para llegar a una
autentica definición.
Pero, a diferencia de lo anterior si
se puede decir que ésta representa una de las posiciones filosóficas de mayor
extensión, y por ende abarca otros
campos de investigación tales como: las ciencias sociales y los
estudios sobre el arte; Convirtiéndose así
en una característica general, que conduce a
una mejor comprensión del objeto
de estudio, debido a que utiliza un modelo de interpretación en los textos de
ámbito ontológico, para llegar a una realidad que remite a un proceso, que se desarrolla en el
tiempo y, por tanto, se encuentra dentro una línea histórica y dinámica.
Por tanto se hace necesario aclarar que
la hermenéutica es un tema fundamental para cualquier estudio sin importar en
el campo que se ubique, puesto que este instrumento filosófico conlleva a un
nuevo estilo de vida, tal como nos lo
muestra el filósofo Gadamer quien la
utilizó, para dar una nueva orientación
a un mundo desorientado, a causa de la
primera guerra mundial.
Es por to todo lo anterior que nosotros los hombres de la actualidad
debemos de permanecer en una constante y profunda observación de todos los
hechos y acontecimientos que suceden en nuestro alrededor para así, llegar a
los auténticos y verdaderos caminos que
conducen a la verdad; y de esta manera plantear nuevas ideologías , que contribuyan a un mejor
desarrollo de la sociedad .
HERMENÉUTICA. 3 Y 4.
CLASES.SEMINARIO
PARA HECAR UNA VERDADERA HERMENEUTICA NECESITA EL
DESARROLLO EGUILIBRADO DE LOS TRES CEREBROS
TRICEREBRAL
En realidad, como usted hay millones de personas en todo el mundo.
Hombres y mujeres que recibieron un tipo de formación académica y de educación familiar
que les impidió desarrollar adecuadamente los tres cerebros que componen el
espectro general de todos los aspectos vinculados a la vida.
Por lo menos eso cree el
brasileño Waldemar de Gregori, un filósofo que ha dedicado su labor profesional
a indagar la relación entre el cerebro y la educación y, con base en ello, propone a padres y educadores
optimizar las actividades pedagógicas, a partir de un conocimiento más integral
del funcionamiento del llamado órgano rector.
Gregori, es autor del libro Construcción del poder de los
tres cerebros. Texto en el que además de defender las hipótesis
neurocientíficas que señalan
que este órgano está conformado por tres y no por dos partes, plantea
algunas estrategias para
alcanzar un desarrollo equilibrado de las actividades intelectuales, motoras y
emocionales.
ENTREVISTA AL DOCTOR GREGORI
SOBRE LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA
Qué alteraciones sufriría la
educación que se imparte en países como Colombia, si se establece una relación directa entre el
funcionamiento cerebral y la pedagogía?
R. Un cambio fundamental es que
tendríamos que emigrar de
los curriculum de memorización de teorías y formación científica, al de una
educación de los procesos mentales. Eso equivaldría a que ya no se
sustentara todo en la memorización o acumulación de conocimientos, sino en el
desarrollo de procesos mentales que puedan procesar contenidos.
Según esa perspectiva, una de
las fallas de la educación actual es que los docentes no conocen como funcionan mentalmente sus alumnos?
R. Ese es el problema, pues
cuando el educador hace su curso de pedagogía aprende a dar textos y a exigir que los memoricen para
después chequear a través de evaluaciones. Ahora, cuando los neurocientistas hablan ya de tres
cerebros, hay que plantear técnicas adecuadas de estimulación para cada uno de
ellos. Eso no puede hacerse si los docentes y los padres, quienes
también son constructores de cerebros, desconocen el tema.
Cuáles serían esos tres
cerebros de los que habla y cómo opera cada uno?
R. Al principio todos decían
que bajo el cráneo teníamos inteligencia. Después apareció la teoría de los dos
hemisferios, uno que es inteligencia y el otro que es intuición y emoción. Ahora que aparece la teoría de
los tres cerebros, ya se sabe que el izquierdo es básicamente inteligencia, el
derecho es emoción, intuición y creatividad, y el central es el motor, el que
mueve para actuar, luchar y competir.
Tal y como está planteada la
educación colombiana, en
donde lo importante es memorizar, qué está pasando con el cerebro de los
estudiantes?
El cerebro tiene por lo menos
cuatro niveles. El nivel
uno es comunicación. El segundo nivel es memorización. El nivel 3 es la
inteligencia lógica, la crítica, el análisis y la interpretación. Lo que falla
en Latinoamérica es que nos estimulan mucho los niveles uno y dos, pero no el
tercero que es el que invita a la investigación y el cuarto que es el que permite al ser humano aprender a organizar las
cosas en grande. Es todo lo
contrario de lo que ocurre en el primer mundo.
De hecho a nosotros nos llevan
a desarrollar mucho el cerebro derecho. Entonces tenemos mucha afectividad y
mucha cr
eatividad. En el cerebro
central, como tampoco recibimos
educación direccionada, seguimos siendo un poco instintivos, un poco salvajes.
Eso explicaría las diferencias
culturales de una región a otra?
R. Sí, porque cada cultura
tiene un plan diferente de desarrollo del tricerebral de las personas. Entonces
los anglosajones desarrollan, por ejemplo, más el central y el izquierdo, mientras que los latinos, que
están más influenciados por la religión y el arte, desarrollan más el lado
derecho. Nuestras culturas no han logrado corregir eso, pero si quiere otra
sociedad tendría que hacerlo.
En ese sentido, problemas como
la violencia estarían vinculados al tipo de estimulación cerebral que se recibe a través de la
educación?
R. La violencia está instalada en el cerebro de
todos, pero es activa o no. Eso quiere decir que nacemos con ella en el cerebro central, pero que
después, puede moldearse y controlarse según los estímulos y la educación que
se recibe. La
violencia se domestica cuando se introducen los valores de respeto, amor,
lealtad y sacralidad en el cerebro derecho y cuando adquieres los valores de
racionalidad, justicia y legalidad a través del cerebro izquierdo.
Entonces, Colombia sería un
país pacífico en el futuro, si
esta generación recibiera una educación más integral que la obtenida por sus
padres?
R.Si en las mesas de negociación no hay una
comisión de educadores y de padres, el proceso fracasará. Aunque se llegué a un acuerdo y
cese el fuego, en cinco o diez años estaríamos otra vez igual porque el cerebro
colombiano no habría cambiado. Seguiría necesitando un desarrollo mayor,
tanto a nivel izquierdo como derecho y eso solo lo pueden conseguir los maestros y los padres de
familia.
Cuál es la metodología que
ustedes proponen para
empezar a trabajar en la escuela?
R. Ampliar el curriculum e integrar los tres cerebros
cada vez que se dicta una clase. Pero para llegar a esa didáctica,
primero hay que hacer una evaluación a cada educando de sus tres cerebros. Por ello desarrollamos una
metodología que llamamos el revelador del consciente triádico, que es
básicamente un retrato de los tres cerebros. Eso nos da una idea de la
educación que hasta ahora se ha recibido en su casa o en la educación y nos
revela donde hay fallas.
Nuestra labor es enganchar a la familia en general con el curriculum, así no se presenta una lucha
entre las informaciones que el educando recibe en la casa y la escuela, y tratamos de que ambos medios
estimulen sus tres cerebros con contenidos distintos. Pero eso significa
una didáctica y un nuevo sistema de evaluación.
Lo ideal es que los tres cerebros tengan el mismo desarrollo e
interactúen?
R. Si. La cuestión es cómo ensamblar los tres cerebros de
manera proporcional, según lo quiera la cultura, la familia y el mismo
individuo. Aunque
haya predominio de uno solo de los cerebros, deben trabajarse los otros dos para
que no se presente un desequilibrio.
Igual quienes ya han pasado por
procesos en los que no lograron desarrollar sino uno de sus cerebros, pueden desprogramar algunas cosas y reprogramar otras a partir de
ciertos ejercicios y mecánicas. El truco está en la educación y no en los
milagros, las cirugías o las conversiones.
Actualmente existe alguna
posibilidad de que estas metodologías se apliquen en Colombia?
R. La manera de cristalizar el
aporte es que la educación puede hacer a la paz es haciendo que las escuelas y
universidades revisen sus métodos, amplíen sus programas, porque la educación colombiana
hoy no toca ni de cerca el problema máximo del país que es la violencia.
Cuál es su propuesta para
Colombia?
Una de mis propuestas es que las universidades y las escuelas sean
evaluadas por el tipo de ciudadanos que ofrecen a la sociedad. Que se pueda decir que los
principales monstruos de este país se preparan en estas instituciones, mientras
que los buenos ciudadanos salen de estas otras. Si eso no se hace, seguiremos montando fábricas de
monstruos, y nadie dice nada.
EL CEREBRO
TRÍADICO
Hablar de cerebro
tríadico es hablar de integración de cada una de las tres
partes que componen el cerebro humano y analizando cada una de ellas se
determina cuáles son las potencialidades que caracterizan a la persona y sobre
cuales debilidades se debe actuar para fortalecerlas.
Según
el pensamiento De Gregori (2002) una de las partes de esta teoría
concibe el cerebro en tres
bloques: izquierdo, derecho y central, y sus funciones en tres conjuntos
mayores que conforman el
Capital Tricerebral o “el capital mental tríadico”, a saber:
-Funciones-competencias lógico-analíticas, que
predominan en el cerebro izquierdo.
-Funciones-competencias intuitivo-sintéticas, que predominan
en el cerebro derecho.
-Funciones-competencias motoras-operacionales, que
predominan en el cerebro central.
En la figura que se mostrará a
continuación se observan las tres inteligencias en los educandos, que de
Gregori describe de la siguiente manera:
Entre
los tres cerebros es necesario que existan diferencias proporcionales para que funcionen bien.
No es posible ser superdotado en los tres procesos mentales, se encontrará
siempre un lado dominante y uno subdominante, que serán las fortalezas de su
cerebro y un tercero más
débil o vulnerable de su cerebro, no puede haber diferencia menor que dos puntos entre los tres cerebros
y no puede haber diferencia mayor que siete puntos pues el mayor anulara al
menor.
De Gregori 2002 (p. 42 a 45).
En
el libro Construcción familiar -escolar de los tres cerebros. De Gregori hace
una minuciosa descripción de la manera de analizar los reveladores.
EL
JUEGO TRÍADICO
El
juego tríadico es otro aporte De Gregori (2002) en el que señala: las
tres fuerzas energéticas, los tres procesos mentales y sus combinaciones en un
sistema o en una red de sistemas, determinan tres culturas, con tres posiciones de competencia,
neutralidad y cooperación, que llamaremos juego tríadico de disputa de los
medios de información, supervivencia-reproducción y convivencia. Las
tres fuerzas o subgrupos son los siguientes:
-Subgrupo Oficial:
Es el que rige o comanda el conjunto de la empresa o institución; es el
dueño de la situación y direccionado por la inteligencia operacional del
cerebro central, secundado por la inteligencia emocional o lógica.
-Subgrupo Anti oficial:
Es el subgrupo que rechaza, hace oposición, “agrede” al lado oficial,
manteniéndolo de esa forma despierta, actuante, renovada, es el competidor, el
crítico. Está direccionado por la inteligencia racional del cerebro izquierdo,
secundado por la inteligencia operacional o emocional.
-Subgrupo Oscilante:
Es el subgrupo formado por los que son neutrales, subordinados, con poca auto
conducción pero que sirve
de equilibrio y base de subsistencia de los subgrupos oficial y anti oficial,
cooperando a veces con uno, otras veces con otro, según sus conveniencias; es
el cooperador.
Con
este juego tríadico los docentes determinaran el tipo de estudiantes que tienen
en sus aulas de clase, clasificándolos en los subgrupos mencionados
anteriormente, observando
por ejemplo quien presenta comportamientos de líder, de dirigentes, de invitar
a otros a realizar distintas actividades, o de quienes están en contra
de los acuerdos hechos, de quienes pelean y no comparten nada, de quienes hacen
corrillos en grupo para no jugar con otros compañeros, etc., y no olvidar
aquellos que están más tranquilos, poco dialogantes pero más observadores, dispuestos
a ser parte de cualquier grupo que los tenga en cuenta.
Después de hacer este rastreo de
observación con cada estudiante, los docentes pueden implementar distintas
estrategias que contribuyan a cambios significativos en los procesos de
desarrollo educativos.
EL
CICLO CIBERNÉTICO DE TRANSFORMACIÓN (CCT).
El
CCT es el proceso necesario para cualquier persona que busca actuar
transformadoramente; por ello, son múltiples las aplicaciones concretas y
específicas que se construyen con su apoyo. Siguiendo explícitamente sus pasos
se desarrollan las sesiones de la clase presencial de manera participativa.
Velandia (2005, P. 152).
EL
CCT MÍNIMO
Otra
técnica que brinda el CCT para ser implementado por las docentes de educación
inicial es el denominado CCT MÍNIMO, que consiste en utilizar las 3 operaciones
mínimas del cerebro, que son: Saber, Hacer, Crear; con estas tres
operaciones se facilita desarrollar las clases diarias en el aula.
Los
docentes pueden desarrollar sus clases de acuerdo a la secuencia
del CCT MÍNIMO, enseñando sus temas siguiendo por lo menos estos 3 pasos:
Cerebro Izquierdo
|
INFORMACIÓN
Cuestionar, explicar, preguntar, aprender, saber la teoría.
|
|
Cerebro Derecho
|
FUTURIZACIÓN
Intuir problemas, necesidades y aplicaciones futuras, respecto del tema
estudiado, prever acciones.
|
|
Cerebro Central
|
PROYECTOS
Elegir actividades, hacer, aprender en la práctica, darle Feedback,
mejorar.
|
De Gregori. Construcción Familiar de los
Tres Cerebros
(2002,
p.95)
Si
toda la clase es un CCT, entonces la división del tiempo se hace sobre él:
-Podemos distribuir el tiempo de la
siguiente manera: Un tiempo a la información; otro a la Futurización o
creatividad y otro tiempo a decidir y practicar actividades o proyectos. Esta
será una clase que le da más importancia al aprendizaje por el cerebro
izquierdo.
MICEA
Dentro
de las características fundamentales del paradigma Cibernético Social, encontramos
que este cuenta con otra valiosa herramienta denominada MICEA: (Metodología Interdisciplinaria
Centrada en Equipos de Aprendizaje).
Según
Velandia, en su libro Metodología Interdisciplinaria Centrada en Equipos de
Aprendizaje (2005), define MICEA “como una metodología de construcción interdisciplinaria del
conocimiento en equipo, y a través de la práctica, y que puede complementarse
con las nuevas tecnologías de información y comunicación. A continuación
se analiza cada uno de los tres componentes fundamentales “(p. 170)”
Construcción
del conocimiento: “La metodología se plantea constructivista. En el
proceso formativo, busca
ir más allá de la sola transmisión actualizada del conocimiento. Al
estudiante se le facilitan las condiciones para el análisis crítico de la
información, la búsqueda
creativa de alternativas y el desarrollo de experiencias autónomas.” (p.
171)”
Equipo:
“En efecto, cuando intentamos reflexionar, nuestro cerebro tiende a utilizar
conceptos, ideologías y paradigmas conocidos que tienden a transformarse en
barreras para nuestra búsqueda de la verdad. La obtención de informaciones
divergentes, la
confrontación de ideas, la atención de alternativas generan la posibilidad de
insospechadas informaciones, de integración de puntos de vista y de diversidad
de experiencias de verificación.” (p. 171)”
A
través de la práctica: “En la praxis transformadora es en donde
se verifica el conocimiento. Por ello proponemos al estudiante que el
conocimiento transmitido en el aula, o ubicado en los libros, sea confrontado
en la práctica y debatido en el equipo.” (p. 171)”
MOMENTO
CENTRADO EN EL ESTUDIANTE: DEL AUTO APRENDIZAJE
En
esta estrategia el estudiante se apropia de forma individual de su proceso
educativo, es decir se propone. En el auto aprendizaje se recuperan los métodos
de aprendizaje individual enriquecidos con guías: realización de material de
apoyo pertinente para el logro de los objetivos que facilitan el auto
aprendizaje y el adecuado desempeño en su proceso formativo. VELANDIA (2005, P.
194).
Primer momento:
Apropiación individual.
Este
momento exige al
estudiante un trabajo permanente, apoyado en guías, las cuales proporcionan al sujeto
herramientas que potencialicen su desempeño formativo.
Segundo Momento:
Se le propone a los estudiantes que incluyan dentro de su proceso educativo el internet, pues teniendo en
cuenta esta herramienta los trabajos pueden ser enviados por E-mail, CD
o por medio de otras posibilidades que se presentan con ésta herramienta.
Tercer momento:
Se sugiere Aprendizaje
Cooperación: Se fundamenta
en el trabajo en equipo, pues es en este momento donde sus integrantes pueden
socializar lo personal y personalizar lo social, de esta manera se exige que el equipo esté
abierto a aprender y que la fabricación sea en equipo. Esto quiere decir
que se requiere que en las sesiones se realicen momentos de investigación,
planeación y práctica, todo
debe girar en torno a la socialización de experiencias vividas por cada
participante.
Cuando se habla de trabajo
cooperativo se debe tener en cuenta que cada uno de sus integrantes tiene una
responsabilidad, y por consiguiente deben funcionar como un todo.
Cuarta momento:
Verificación del docente del cumplimiento de los
trabajos individuales y de equipo, los cuales deben ser entregados en las redes sociales, por los
estudiantes con responsabilidad.
Quinto momento: Socialización de
los trabajos y poner en común las experiencias académicas. Es aquí donde todos los equipos
socializan sus experiencias con base a las producciones realizadas durante el
proceso educativo. Luego de revisar el fundamento teórico práctico del
paradigma de la Cibernética Social, se puede concluir que al momento de llevar
a cabo los planteamientos propuestos por sus autores, se podrá generar un cambio innovador en el
desempeño de las docentes para con las estrategias de enseñanza y
aprendizaje, pues se busca crear ambientes significativos y positivos
para el proceso lecto-escritor.
Las propuestas del brasileño
De Gregori hacen parte de una tendencia mundial que está estudiando qué es lo que nos hace más inteligentes y cómo podemos desarrollar
nuestras habilidades mentales.
Algunas de ellas son: Inteligencia
Emocional. Daniel
Goleman La idea de Goleman es que la inteligencia va mucho más allá de
las neuronas o del cociente intelectual, insuficientes para lograr resultados. Según él, no siempre triunfan los más listos sino aquellos que entienden
mejor sus sentimientos y los de los demás y tienen la habilidad de interactuar
muy positivamente con los demás.
Teoría de las siete inteligencias.
Howard Gardner Para
este investigador de la Universidad de Harvard cada ser humano tiene siete inteligencias con una
localización precisa en la corteza cerebral. La diferencia radica en la
forma como cada quien desarrolla cada una de esas inteligencias: 1. lógico-matemática; 2 .verbal; 3.
espacio-temporal; 4. cinético-corporal; 5. musical; 6. intrapersonal (capacidad
de conocerse uno mismo) 7. E
interpersonal (capacidad de conocer y entender a los demás).
Modificabilidad Estructural Cognitiva. Reuven Fuerstein El reto del israelí Fuerstein
fue lograr el desarrollo humano de muchos de aquellos niños que estuvieron por
años encerrados en sótanos o escondites ocultándose de los nazis y que por
tanto no desarrollaron su potencial mental y social. Allí nació su teoría en la que elaboró un mapa
mental de las herramientas intelectuales necesarias para el desarrollo humano.
COMPETENCIAS
TRANSVERSALES
|
||
SER
|
SABER
|
SABER
HACER
|
COMPETENCIAS
ESPECÍFICAS
|
||
INTERPRETATIVAS
ADMIRAR
|
ARGUMENTATIVAS
JUZGAR,
CRITICAR, DISCUTIR
|
PROPOSITIVAS
CREAR,
PRODUCIR.
|
Para llevar a cabo una
buena interpretación hermenéutica se hace necesario explorar los elementos o
factores que intervienen en este proceso, y por ende analizar cuáles son los que ocupan
mayor importancia dentro del mismo. En este caso se recurre inmediatamente
a la fuente del conocimiento humano que es el cerebro, y por ello se debe de
investigar ¿Cómo funciona? ¿Cómo está compuesto?
En continuidad
de lo anterior cabe resaltar, que
de este órgano depende en gran manera el avance intelectual de los seres
humanos; en especial aquellos que se ven vinculados en un proceso educativo, además se cree que
estos seres no tienen un gran avance dentro del mismo, debido a que no desarrollan las tres partes que
lo componen (el izquierdo es básicamente inteligencia, el derecho es emoción,
intuición y creatividad, y el central es el motor, el que mueve para actuar,
luchar y competir).
Un claro ejemplo, es la educación que se
brinda a los latinoamericanos y más concreta-mente en Colombia , que se centra en estimular
a los alumnos nada más, dos niveles del cerebro el primero que se encarga de la parte comunicativa
y el segundo es memorización y quedan ausentes dos niveles importantes que son: la
inteligencia lógica, la crítica, el
análisis y la interpretación y último que permite al ser humano aprender a organizar las cosas en grande.
Por tanto, se hace necesario crear un tipo de estudios
que ofrezcan una educación integral; para
que el estudiante pueda dar respuesta a
las diferentes problemáticas que se le presentan en el desarrollo de su vida,
siempre y cuando se genere una concordancia entre lo que se enseña en los
centros de estudio y lo que se repasa en casa, porqué si no se hace de esta
manera se crearía una confrontación entre padres y educadores.
Y en consecuencia de lo anterior, quien llevaría
la peor parte de este proceso sería el educando, por qué no tendría claro a
quien obedecerle y así poder tomar el mejor método que lo lleve a avanzar
en sus conocimientos, y por ende crecer
en su vida intelectual. Puesto que la falta de esta se observa en una gran parte
de la población estudiantil de nuestro territorio.
En conclusión, quienes dirigen la educación en los
diferentes países tiene un reto que es bien complejo, porque deben de revisar el sistema que
actualmente los rige, y así implementar nuevas alternativas , que lleven a
cumplir
las expectativas que se
quieren lograr; Que es ofrecerle a la
sociedad un grupo de personas que puedan dar solución sin complicación, a las
diferentes circunstancias que se presenten en la vida de los mismos frente al ámbito
intelectual .
HERMENÉUTICA. 5. BLOQUE.
SEMINARIO
INTERPRETACIÓN
MORAL Y RELIGIOSA DEL PADRE DR. IGNACIO ANDEREGGEN, SOBRE EL PENSAMIENTO
PSICOSEUAL FREUDIANO
DESARROLLO
PSICOSEXUAL FREUDIANO
Infantilismo sexual: Durante esta
búsqueda de satisfacción de su libido (deseo sexual), el niño experimenta fracasos
y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad por lo que podrá asociar la
angustia con la zona erógena en particular. Para evitar esta angustia, el niño
crea fijación, preocupado por los temas psicológicos relacionados a esta
zona en cuestión, que persiste en la adultez y subyace en la personalidad y la
psicopatología del hombre o la mujer, incluyendo neurosis, histeria,
trastornos de personalidad, etc.
Fase
|
Rango de edad
|
Zona(s) erógena(s)
|
Consecuencias de la
fijación psicológica
|
0-1 años
|
Oralidad Agresiva: Signos que incluyen
mascar chicle o lapiceras.
Oralidad Pasiva: Signos que incluyen fumar/comer/besar/fellatio/cunnilingus3 La fijación a esta fase puede dar como resultado pasividad, credulidad, inmadurez y una personalidad fácil de manipular. |
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2-3 años
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Retención anal: Obsesión con la
organización y pulcritud excesiva.
Expulsividad anal: Imprudencia, negligencia, rebeldía, desorganización, coprofilia |
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4-6 años
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Complejo de Edipo (tanto en niños
como niñas de acuerdo a Freud)
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Sentimientos sexuales latentes
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(Las personas no tienden a fijarse a esta etapa, pero si lo hacen,
tienden a ser sumamente frustrados sexualmente.)
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Intereses sexuales maduros
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Frigidez, impotencia, relaciones
insatisfactorias
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VISIÓN DE ZULETA DEL
HOMBRE DESDE EL PSICOANÁLISIS
De acuerdo a
los estudios realizados por Zuleta sobre el psicoanálisis de Freud, es claro
cómo adopta una posición frente a la
sexualidad, motivo por el
cual concluye que la personalidad está supeditada a los impulsos humanos y los
imperativos sociales, donde denota que el instinto sexual lucha contra la
moralidad que lo limita. Así, en su afán por entender al ser humano en
todas sus dimensiones, deduce que la sexualidad responde directamente a la
identidad y que ésta a su vez ha sido construida por unas categorías sociales
que no son propias del individuo sino impuestas por un orden moral.
Sobre esa
base, se considera que esa lucha de Zuleta contra la moralidad resulta
contraproducente, en tanto se contempla que una de las preocupaciones de la
Iglesia frente a la sexualidad gira
entorno a las dificultades que presentan los padres de familia para ofrecer a
sus hijos una adecuada preparación para la vida
adulta, especialmente para la educación sexual. Sobre esta premisa, se
parte de la existencia de unos preceptos morales y espirituales de la vida
cristiana que giran en torno al respeto de los valores evangélicos para la
formación adecuada de la familia. Así pues, los principios morales no los concibo
como un escenario que coarte los impulsos humanos, sino como un elemento que
orienta el adecuado desarrollo de la juventud en sociedad. Como lo dispone el Pontificio Consejo para la Familia, “la
sexualidad no es algo puramente biológico, sino que mira a la vez al núcleo
íntimo de la persona.
El uso de la sexualidad como donación física tiene su
verdad y alcanza su pleno significado cuando es expresión de la donación
personal del hombre y de la mujer hasta la muerte. Este
amor está expuesto sin embargo, como toda la vida de la persona, a la
fragilidad debida al pecado original y sufre, en muchos contextos
socio-culturales, condicionamientos negativos y a veces desviados y
traumáticos. Sin embargo la redención del Señor, ha hecho de la práctica
positiva de la castidad una realidad posible y un motivo de alegría”.
(Trujillo, 1995)
Frente al concepto de felicidad, Zuleta aborda sus
percepciones partiendo también del psicoanálisis, motivo por el cual ésta se
circunscribe como un producto de la idealización, según Zuleta, “constituiría
esa necesidad que tenemos los seres humanos de aspirar y anhelar vivir en medio
de “imágenes perfectas”, que pretenden contener absolutamente los
sentidos posibles de la existencia, sin que nos percatemos que en realidad son
simples proyecciones desarticuladas de sus antecedentes, consecuencias y
circunstancias. Por todo ello, pasamos por alto que lo que consideramos
esencial no es, en realidad, sino el síntoma de complejas situaciones en las
que se urde la existencia cotidiana […] (p. 52).
En ese orden, la felicidad surge como una
construcción de discursos ajenos a la realización del ser que lo apartan de
preceptos reales y no premeditados. Por tal
motivo, considero acertada su posición frente a la felicidad, ya que aun cuando
la aborda desde el psicoanálisis, es claro que esa percepción puede trascender
al plano espiritual donde la felicidad está exenta de logros materiales, sino
ligada a la plenitud de la intimidad con Dios, libre de idealizaciones
superfluas. Finalmente,
el factor de la felicidad consistente en pensar, construir, estar activo y
construir con el otro. Por tanto, la doctrina de la Iglesia se
encuentra encaminada a un camino de felicidad donde, según el Catecismo de la
Iglesia Católica: “La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones
morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados
instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la
verdadera dicha no reside ni en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria
humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las
ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino sólo en Dios,
fuente de todo bien y de todo amor” (Catecismo de la Iglesia Católica)
Orlando Salazar Ph.D.
en Filosofía.
¿QUÉ ABORDA ESTANISLAO ZULETA DESDE LA ANTROPOLOGÍA?
El desarrollo
de Zuleta desde la antropología, tratar de reconocer al hombre de forma individual y
colectiva, genera por tanto una visión bastante amplia de la sociedad. El estudio que hizo sobre el ser humano en cuestión de
pensamiento saca al descubierto tantas cosas que estaban inmersas en un mar de
duda, respecto al conflicto interno y de sus causas. Aduce que los conflictos son
cuestión de manejo y disertación; que coexisten con el ser humano y su
sociedad, pero que pueden existir de mejor manera. Es
importante resaltar que es una visión realista de la sociedad y de su
formación, de sus cambios y consecuencias; es un pensador contemporáneo con
sentido crítico y estructural.
Es importante
resaltar que el afán de Estanislao Zuleta por entender al ser humano en todas sus dimensiones lo llevó a
definirlo en su sentido filosófico, en su sentido social y en su aspecto
cultural. De este modo, como estudio del hombre se refirió con particularidad
sobre el lenguaje. Así, en esa misma dimensión simbólica encontramos también al
otro, que en la comprensión de Zuleta abarca un todo. De esta manera, el otro es la
ley, el lenguaje, las normas y demás. En este sentido, Zuleta concibe
ese lenguaje como una imposición de normas, una imposición del otro y en ese orden, la forma en cómo se expresa
el pensamiento se hace a través de esos símbolos y formas de lenguaje que ya
está inmerso, ya existe y fue inventado por otros. Se nota entonces, cómo el
lenguaje como medio e imposición cultural, parte de preceptos que delimitan el
actuar del ser humano en sociedad.
“Como se puede
apreciar en Lógica y crítica, lo que más le interesó a Zuleta del método
socrático-platónico fue cómo, mediante un recurso esencialmente lingüístico y
considerablemente estético, como lo es el diálogo, se fundó la lógica en
oposición al relativismo sofístico y a la visión dogmática del mundo
judío-cristiano. Es decir, si de un conocimiento demostrativo o anti-dogmático
trata la lógica, la mayéutica platónica la funda al obligar al interlocutor a
través de las preguntas y la ironía a ser consecuente con sus consideraciones
hasta el punto de reconocer cuándo estas son opiniones injustificadas que
obstruyen el verdadero conocimiento”. (Lesmes, 2013)
Así pues, dado que para Zuleta el estudio del hombre
es el centro y contrapone los Derechos Humanos, la libertad y la felicidad en
función del mismo, donde las leyes deben girar en torno a la construcción del ser
humano, es claro que éste asume una posición garante en la que al hombre hay
que darle la importancia. Así, la postura y los desafíos de Zuleta
desde la valoración del hombre, logran compatibilizarse con lo propuesto por la
Iglesia desde su método antropológico. […]Toda pedagogía tiene su base en una
determinada visión del ser humano. La pedagogía cristiana surge de la visión
del hombre como imagen de Dios herida y restaurada en Cristo. Para nosotros
como formadores esta restauración se convierte en misión. (Asesoría Jurídica
Catholic.net) De acuerdo a la construcción del hombre, en el discurso de
Benedicto XVI en Regensburg, el papa hace énfasis en ése carácter de libre
albedrío en que el hombre debe construirse, libre de coacciones y el concepto
de autonomía se perfeccionamiento en el reconocimiento con el otro, factor que
facilita el desarrollo de una educación integral que propende por el ser
humano.
Orlando Salazar Ph.D.
en Filosofía.
UN CAMINO HACIA EL HUMANISMO
Una vez se han
evaluado las características del ser humano en su sentido individual y
colectivo, se abre paso al aporte que hace Zuleta al Humanismo social, donde se
goza de elementos necesarios y decisivos para la construcción de ciudadanía desde la integralidad.
En ese
sentido, conforme al desarrollo del ser, Zuleta depone la necesidad de optar por la perfección
intelectual del ser humano a través de mecanismos que permitan al individuo
cuestionarse, liberarse de sesgos cognitivos, interiorizar en el otro,
construir colectivamente. Adicional a ello, no es de negarse su inmensa
preocupación por una
sociedad abierta a oportunidades para el ser humano, bajo los valores de la
justicia, la equidad, el respeto, la igualdad y la libertad, con el deseo de
que se repliquen en instrumentos refutables todos los días para la dinámica del
pensamiento.
Lo que considero una educación humanista, es una
educación que permita y fomente el desarrollo de la persona, es decir, que las
posibilidades de desarrollo del individuo estén relacionadas y determinadas por
el mercado. Desgraciadamente en nuestra sociedad el
hombre no va a vivir de sus posibilidades, sino de la venta de su fuerza de
trabajo. Al sistema le interesa mucho, desde el punto de vista de la eficacia
de su aparato, que el individuo se realice y se desarrolle en sus
posibilidades, sino que haya individualizado la humildad frente a sí mismo.
(Zuleta, 1979)
Sin duda
alguna, “la humanización es comprendida como la forma en que la educación del
hombre incluye la palabra de Dios y por tanto, es orientada en sus preceptos
con el objetivo de guiarlo hacia la libertad de la religión. Dicha humanización es reconocida
por la iglesia como la capacidad de comprender la dignidad, la justicia, la
fraternidad y la libertad como condiciones del hombre y como aspectos
posibilitadores de su acción, en tanto ser individual y ser social […]
(p. 182)”. En contraste, el carácter humanístico de la educación de Zuleta,
abre un puente de comunicación en lo que al educando le corresponda de acuerdo
a su libre albedrío, sea éste más abierto a la fe o a la racionalidad.
Éste sentido
humanista, resulta aún más importante con el contexto socio-político
colombiano, en que la situación de conflicto armado ha permeado cualquier
intento de construcción de paz, situación que ha puesto en detrimento a la
sociedad por medio de la violación sistemática de Derechos Humanos, la
violencia institucionalizada, la pobreza y desigualdad, etc. Así las
cosas, solo a través de las herramientas consolidadas por medio de la educación
político-transformadora propuesta por Zuleta, en donde la construcción del ser
humano éste inmersa en alternativas de hacer ciudadanía bajo el precepto de las
conductas humanas en sociedad, junto con la aplicación de la doctrina social de
la Iglesia, será posible la depuración de las dinámicas del poder que
desalientan las iniciativas de cambio.
La índole
social del hombre demuestra que el desarrollo de la persona humana y el
crecimiento de la propia sociedad están mutuamente condicionados porque el
principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser
la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad
de la vida social. La vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental.
Por ello, a través del
trato con los demás, de la reciprocidad de servicios, del diálogo con los
hermanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cualidades y le
capacita para responder a su vocación. (Constitución Pastoral, 1965)
En suma, el
carácter humanista de Zuleta aparece como una propuesta tentadora que puede dar
ejecución a ese presupuesto de la Constitución Pastoral por parte de la Iglesia
Católica donde se resalta
el engrandecimiento del hombre en vida social, que al estilo de Zuleta sería
una pieza fundamental para involucrarse en el enfrentamiento de las situaciones
que repercuten sobre la humanidad desde una formación política e integral.
Orlando Salazar Ph.D.
en Filosofía.
Moral y Religión en Freud
[Audio]
Pbro. Dr. Ignacio Andereggen
Link audio p. Ignacio Andereggen moral y religión
en Freud:
Audio
de la Conferencia “Moral
y Religión en Freud” dictada por el Pbro. Dr. Ignacio Andereggen el Viernes 28 de Agosto del 2009, en el Multiespacio
Cultural EL CAMINO de
Mar del Plata, Argentina.
Esta
Conferencia, organizada por la Asociación “Fraternidad
de Vida Nueva” (ver:http://fraternidadvidanueva.blogspot.com.ar/2009/08/moral-y-religion-en-freud-ignacio.html), fue auspiciada por el Centro de
Humanidades Josef Pieper y
la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA), Sección Argentina.
El P.
Ignacio Andereggen es Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires,
Argentina.
Es Licenciado
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Argentina
(UCA) Santa María de los Buenos Aires, con Medalla de Oro.
Es Doctor
en Filosofía y Doctor en Teología por la Pontificia
Universidad Gregoriana de Roma, Italia, con la máxima calificación
académica (summa cum laude).
ES
AUTOR DE NUMEROSOS LIBROS Y ARTÍCULOS SOBRE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA.
Hay que difundir por todos lados y por todos los medios la habla de la
doctrina y los sacerdotes tenemos una función especial, más aun cuando son
sacerdotes filósofos. Así que hay
que usar los dones que uno
inmerecidamente tiene y eso se hace con el ejercicio. Dionicio que es ese autor
que estudie desde el principio de mi
tesis doctoral sobre filosofía decía el
bien es difusivo de sí mismo y es lo que tratan de hacer usted también.
Vamos a ver ahora un tema muy
importante para la vida cristiana en este momento actual que esta entre la
lista de un libro que se llama
experiencia espiritual que es una introducción a la vida mística donde ustedes podrán
preguntarse porque uno que escribe un
libro de espiritualidad o que escribe acerca de Santo Tomas estudia Freud. Creo que la respuesta la encontraran fácilmente si observan en el clima
cultural que los rodea y se observan también en la vida de tanta gente que
sobre todo es más común en Argentina ir a ver los psicólogos para que resuelvan
toda clase de problemas, especialmente los problemas más profundos que tiene la
gente, y ahora los problemas más profundos son justamente los problemas
espirituales, por eso no es incoherente que uno que trata acerca de la
espiritualidad se ocupe de la figura de Freud, porque Freud elaboro una
doctrina que alcanza directamente el nivel espiritual, y ¿en qué sentido?, lo
vamos a ver.
Para dar una respuesta coherente,
contundente y profunda a los problemas ante los cuales estamos situados en el
mundo contemporáneo, es
necesario resolver desde el punto de vista teórico del problema del sentido que
tienen las filosofías y los pensamientos dominantes en la cultura contemporánea
y todos sabemos que Freud en este sentido es un autor principal. Es muy difícil que un hombre contemporáneo,
en primer lugar no conozca a Freud, y no conozca al menos la estructura del
sentido del Psicoanálisis que es la doctrina de Freud. Por otra parte es muy difícil que nosotros no
encontremos en nuestro ambiente personas que han sido determinadas por este
tipo de pensamientos incluso personas que han sido psicoanalizadas y que han
sido sometidas a una terapia de tipo freudiano. Además el influjo cultural de Freud es
muy amplio no se reduce solamente al ámbito de psicología y esto tiene razones
intrínsecas: 1. Freud no pretendía hacer una doctrina meramente psicológica. 2.
Freud pretendía proponer una sabiduría
de vida. 3. Freud quería dar una explicación profunda de la sabiduría de los fenómenos humanos más importantes, no solamente a nivel
individual sino también a nivel social.
Es decir, Freud quería explicar el origen de la moral, el origen de la cultura, el origen de la
religión y de la filosofía. Esta explicación
no se reduce por lo tanto al ámbito práctico terapéutico, es también una explicación teórica, que
quiere ir a los fundamentos de la vida humana, es decir aquello que la
constituye como tal, como vida humana.
Ustedes saben que Freud vivió entre
el siglo XIX y el siglo XX, de alguna manera fue un puente entre las
características culturales del siglo XIX
y del siglo XX, del siglo XIX Freud asimila especialmente el pensamiento
de tipo cientifista y sobre todo asimila
la concepción evolucionista de Darwin. Por otra parte asimila desde el punto de
vista filosófico el punto de llegada y disolución del idealismo Alemán que se
encuentra especialmente en la filosofía o en el pensamiento de Federico Niche.
Freud está profundamente influenciado por Niche. Por otra parte, en Freud encontramos el influjo Hegeliano.
Freud estudio en la universidad de
Viena, que tenía un alto nivel académico. Fue un a
lumno de un filósofo famoso que se
llamaba France Ventrano. Ventrano había sido un sacerdote dominico que abandono
el sacerdocio y la vida religiosa y Freud se impresiono profundamente con las
explicaciones filosóficas de Ventrano, es decir, nos encontramos ante un autor
que presenta a confluencia de múltiples formas de conocimientos determinados
por el clima cultural de la época. Por otra parte Freud recibe directamente el
influjo de la filosofía de Kant que el anterior del siglo XIX, había muerto en
1804 pero la obra de Kant se desarrolla principalmente a finales del siglo XVIII.
Como veremos enseguida para
entender a Freud es fundamental entender el sentido de la doctrina de Kant. En
Freud encontramos una elaboración de tipo filosófico, que tiene su punto de apoyo en teorías de la ciencia propias del siglo XIX,
pero que no se reduce simplemente al ámbito de la ciencia, de la ciencia
positiva, de la medicina y ni siquiera de la psicología. Freud quiere
explícitamente presentar una doctrina que no es meramente psicológica si no que
abarca el sentido de la vida humana en su última profundidad.
La doctrina de Freud es muy
compleja pero podemos aportarla de una obra que presenta directamente el tema
que queremos tratar en estas reflexiones, es decir, la relación entre la moral y la religión.
La obra más importante de
Freud, más determinante e influyente en
el tiempo posterior se denomina “Tótem y tabú” es de 1912 y trata de los problemas
más profundos de la vida humana, publicado 10 años después de su primera
obra sobre la interpretación de los sueños.
TÓTEN Y TABU
Algunas concordancias de la vida anímica de los salvajes y los
neuróticos, es decir, los neuróticos del mundo contemporáneo a él los
neuróticos justificados de la cultura centro europea que tenía un centro en
Viena donde vivía Freud. Reproduciría de una manera restringida un paso de la
evolución general de la vida animal
hacia la humanidad en el sentido que había explicado Darwin observando un
neurótico actual.
Entenderemos como fue el paso de la evolución
en la vida anímica del animal a el hombre y viceversa, considerando la
evolución entenderíamos mejor lo que significa chap neurótico, en la
actualidad. Vemos directamente un texto tomado del prólogo de esta obra
“Tótem y tabú”. Aquí te explica el
sentido de la obra misma. Dice Freud en el prólogo de esta obra “los dos temas
principales que dan su nombre a este pequeño libro el tótem y el tabú” no están
tratados de igual manera. El análisis del tabú se presenta como un ensayo de
solución acabado y cierto, que agota el problema. La indagación sobre el tótem
mismo aborda el psíquico análisis, que es capaz de aportar a fin de esclarecer los problemas relativos
al “Tótem”, el cual significa la religiosidad. En esta obra Freud pretende
aclarar que el origen de la religión tiene su realidad en una especie de orda
primitiva de hombres que mataron a un padre para quedarse con todas las mujeres
del padre. Cuando los
hombres primitivos hicieron esto lo celebraron
realizando un banquete. Ese banquete lo denomina fetum banquete totémico
porque
en ese banquete se representa la figura del padre por medio de un
tótem, es decir, de una especie de estatua primitiva que significaría el padre y especialmente el órgano sexual del
padre. Este sería el origen de toda la religiosidad posterior
Freud. Como se ve en el mismo libro, toda
la religiosidad tiene por sentido celebrar el pecado original de esta banda
primitiva de hermanos que mataron al padre.
Ese pecado original es constitutivo de la vida social de estos hermanos y es también
constitutivo de la vida individual hasta llegar al cristianismo, como veremos
en la cual se celebra de una manera
consiente, el pecado original en toda su extensión.
El pecado original no es otra cosa
que matar a Dios y ponerse en lugar de Dios, para Freud Cristo es aquel que
mata a Dios y se pone en lugar de DIOS y la eucaristía es la celebración del
pecado original representado en cristo,
pecado original por el cual la humanidad se constituye y por el cual el
individuo cobra su propia individualidad por opción al padre. El tabú es la
prohibición.
Freud toma el tema del tabú de los estudio antropológicos
de su época, de los estudios de las sociedades, así llamadas primitivas.
Ejemplo de este libro comienza tratando
acerca de los aborígenes australianos.
Para Freud, sobre la base de informaciones indirectas, por qué no lo
dice en los estudios, todos estos pueblos primitivos tendrían características
similares, características psíquicas similares, que perviven, que perduran, en
estados posteriores de la evolución de la humanidad.
Los neuróticos actuales serian aquellos en los cuales
aparece de una manera reducida y restringida a aquello que se dio en la
evolución anterior de la humanidad, es decir, un neurótico sería una persona
que no ha evolucionado del todo y que por lo tanto se presenta en algún aspecto
de su personalidad como primitiva. Ahora bien, para Freud la neurosis lo dice explícitamente no
es algo que sea extraño a la vida normal, más aun la vida normal está
constituida por la neurosis, pero elaborada en un nivel superior, según aquel
fenómeno que él denomina sublimación y que es la base de todos los fenómenos
sociales y culturales y es la base radicalmente de elaboración mental que
constituye la razón.
La razón no es otra cosa que el
fruto de una neurosis que está elaborada, por que la neurosis no está
considerada en Freud como algo que es merecedor de un juicio moral negativo,
sino que es considerado como una lucha de fuerza que es constitutiva de lo
humano en cuanto tal.
El tabú pervive, perdura, hasta nuestros días. Esto
significa que la moral de los pueblos civilizados, que para Freud son los
pueblos europeos de su época, los pueblos cristianos de su época, esa moral es
fruto de prohibiciones, que se dieron al principio de la evolución de la
humanidad y que duran todavía, esas prohibiciones tienen un sentido
aparentemente más racional y la religiosidad de esas prohibiciones sustituyen
la base de la racionalidad, lo cual no está para que en la religión se
manifieste una fuerza más profunda, tomando el vocabulario de una época
posterior en el pensamiento de Freud podríamos decir que el tabú corresponde a
la elaboración del choc, en cambio en Tótem
corresponde al echo que es el fondo de donde surgen todas la fuerzas
psíquicas como continuando la evolución de la vida, que en Freud es considerada
de una manera única.
Recordemos que en Freud no hay
pensamiento metafísico, el mismo nos ha dicho aquí que sigue a Kant, y Kant
elimina de raíz la metafísica al menos
como la consideramos según las tradiciones, es decir, como la ciencia
alcanza lo inmaterial.
Como la ciencia que alcanza lo
separado de la materia, y por lo tanto
como decía Aristóteles, la ciencia que alcanza la sustancia, para Freud no hay
sustancia, no hay sustancia particular,
no hay entes que se han constituidos por el ser, en el sentido profundo
en donde lo entendemos nosotros, para Freud todo viene de la vida, y la vida no
es otra cosa que una elaboración de la materia y el Tótem representa la vida
que brota desde adentro, desde abajo. El tabú representa una fuerza contraria a la que se manifiesta como
racionalidad, sin embrago brota de la vida misma. La vida es en cierta manera
traductora y por eso Freud formula y lo encontraremos en este mismo libro, la
ley fundamental, la vida psíquica que es la ambivalencia, es decir, un fenómeno
psíquico significa algo
contemporáneamente, lo opuesto el amor, e implica juntamente con el
odio, dice Freud: entonces que la concepción del tabú en los pueblos
civilizados que corresponde a la moralidad y que él considera como propia,
también no es otra cosa que el imperativo categórico de Kant, es decir, Freud
nos dice explícitamente que la moral hay
que entenderla en el sentido en que Kant la entendió la moral en el
psicoanálisis en la doctrina freudiana es la moral kantiana, ahora bien el
pretende superar la moral kantiana es unilateral, pero para Freud es solamente
represiva, es decir, es coarta la vida, en cambio la verdadera moral no coarta
la vida, sino que deja el libre juego entre el fluir de la vida y la fuerza
contraria que es racional, este libre juego, libre entre comillas que en la
realidad no es libre hoy está influido también por otro autor que habla de una voluntad que no es libre y
que es Shrejawer, para Shrejawer todo es fruto de una voluntad siega, de
cualquier modo hay como una imitación de la libertad en las oposiciones entre
la racionalidad y la instintualidad, los instintos que surgen del fondo de la
vida material ese choque es el que trata de interpretar el psicoanálisis, más
aun trata de favorecerla, trata de institucionalizarlo, por así decir trata de
convertirlo convenientemente de una manera cada vez más justificada y elaborada
en la fuente de lo más profundo que tiene la vida humana, es decir, dicho de
otra manera, se trata de reelaborar la
neurosis, no para que se deje de ser neurosis, si no para que sea una neurosis
asimilada y en cierta medida favorecida y vuelta universal.
Esto Freud lo realiza con toda su doctrina, proceso para
Freud como dicen algunas obras, para ser psicoanalizado hay que ser una persona
normal. Los discípulos de Freud los subrayaban superiormente que una persona
enferma psicológicamente, no puede ser psicoanaliza dora, tiene que ser una
persona con sentido de la moralidad y un cierto equilibrio, es decir, el
psicoanálisis no es fundamentalmente un método terapéutico, es fundamentalmente
una especie de sabiduría que reemplaza la metafísica, que es la sabiduría en el
sentido tradicional, como se la entiende desde Aristóteles y platón hasta
nuestros días.
El psicoanálisis es una interaccion
total de la vida y la realidad, por eso como les decía el principio corresponde
directamente a lo que cristianamente llamamos espiritualidad, que incluye no
solo la teología, sino también en la filosofía. Por supuesto Freud no tiene fe,
no es religioso, es un estudioso de la religión al modo suyo y por eso en Freud
propiamente hablando no hay ni una teología, ni una espiritualidad, hay solamente una filosofía.
El libro de Freud Tótem y tabú
fue rápidamente traducido al hebreo. Recordemos que Freud era judío,
había recibido una educación religiosa de su padre, pero había recibido también
el influjo iluminista y el influjo positivista del siglo XIX.
Ninguno de los lectores de este libro podrá ponerse con facilidad en la
situación afectiva del autor que no comprende la lengua
sagrada. Se ha alejado por completo de la religión paterna como de toda otra.
No puede simpatizar con ideales nacionalista, y sin embargo nunca ha desmentido
la pertenencia a su pueblo, siente su especificad de judío y no abrirá deseo de
cambiarla, es decir, Freud se proclama judío a pesar que sea alejado de toda
religión, de la religión paterna que es la religión judía y de toda otra, no
tiene religión. Es ateo.
Para Freud, lo propio del pueblo
judío es Dios y lo propio del cristianismo es que no sienta culpa por haber
matado a Dios, es decir, que se sienta orgulloso de haber matado a Dios y
haberse puesto en el lugar de Dios a Jesucristo. Esto es según Freud lo que
hizo cristo, matar a Dios. En el mito cristiano, el pecado original del hombre,
es indudablemente pecado contra Dios y bien si cristo redime a los hombres de
la carga del pecado original sacrificando su propia vida, nos constaría inferir
que aquel pecado fue un asesinato según la ley del talión. Un asesinato solo
puede ser expiado por el sacrificio de otra vida, el auto sacrificio redime a
una culpa de sangre y ese sacrificio de la propia vida produce la
reconciliación con Dios padre. El crimen así espiado, no puede haber sido otro
que el parricidio. Aquí encontramos un
punto de apoyo fundamental para entender lo esencial de la doctrina Freudiana,
cristo es el súper hombre, cristo representa lo más evolucionado de la
humanidad, es decir, aquel que Niche había denominado su súper hombre como se
constituye el súper hombre, el súper hombre se constituye por la autoformación,
es decir, por lo que cristianamente denominamos la soberbia, para Niche que
inspira secretamente a Freud, el hombre es hombre cuando se autoafirma y se
autoafirma a un a costa de los demás. Esta es la esencia de la nueva moral
según Niche, es decir, la inversión del cristianismo. Si el cristianismo dice,
feliz los que lloran, los pobres, los que tienen hambre y sed de justicia.
Niche dice: Bueno esa es la moral de los esclavos no la moral de los hombres
libres, de los nobles, de los guerreros,
de los que si imponen.
Lo que Niche afirmaba pocos años
antes, lo asimila profundamente Freud, lo hace el centro de su doctrina sobre
la evolución psíquica. La evolución
psíquica es auto afirmarse, separándose de aquel que quita la libertad, que es
el padre, el complejo de dipo es ese odio del padre, al mismo tiempo que se lo
ama. Cristo para Freud es aquel hombre por excelencia que ha superado el
complejo de dipo, separándose del padre por excelencia a que es Dios, por eso
en el método psíquico analítico la referencia al padre en una persona
individual, es en el fondo una referencia a Dios, y separarse del padre es
separarse de Dios, al mismo tiempo de que se le ama.
El método hermenéutico de Freud, es
muy extraño para aquel que conoce la sagrada escritura, interpreta el nuevo
testamento según el antiguo testamento y el antiguo testamento según la ley del
talión, es decir, invierte el orden autentico de la revelación, por que el
antiguo testamento ha sido revelado por Dios justamente como superación de esa
falta de justicia que es la ley del talión y el nuevo testamento que es la ley
de la gracia, es la ley del amor que supera el antiguo testamento, que no
conocía el amor como el amor sobrenatural, el amor gratuito que Dios nos ofrece
para Freud.
La vida de cristo hay que interpretarla al revés, es decir, hay que
interpretarla según la ley del talión, para entender lo que hizo cristo cuando
murió en la cruz, hay que aplicar la ley del talión, es decir, que cristo
satisface por la muerte, por el asesinato del padre y como podía ser eso podía hacerlo suicidándose, pero suicidándose
cristo se hizo Dios, se puso como el ideal de la humanidad, por que
suicidándose cristo produce la reconciliación con Dios, evidentemente es una
distracción fundamental del pensamiento y de la revelación cristiana, más aun
es una distorsión que podríamos
denominar claramente diabólica en el sentido de que se presentan todas
las características espiritudiabolicas,
que es el espíritu de la mentira de cada palabra, cada afirmación de la sagrada
escritura, la cambia y le pervierte. La
muerte de cristo es una perversión, la muerte de cristo es ponerse en lugar de
Dios.
Constituir como centro de la doctrina
cristiana el asesinato del padre, es decir, de Dios, es la perversión
fundamental. La doctrina cristiana es la
confección orgullosa y consciente del pecado original, el cristianismo es hacer
presente a lo largo del tiempo el pecado original que es la Azaña que
constituye la humanidad. La reconciliación con el padre es mas ahora un tanto
radical porque de manera simultánea este sacrificio se produce de total
renuncia a la mujer por cuya causa un ser habría sublevado contra el padre, es
decir los hombres primitivos tuvieron una motivación superior para asesinar al padre
y quedarse con las mujeres del padre.
Para Freud, la mujer representa
un estado inferior de evolución, por eso
las mujeres no pueden ser psicoanalizadas hasta más allá de los 30 años,
porque no tienen una capacidad racional suficientemente, elaborada como para
seguir progresando a diferencia de los varones.
¿QUÉ ESTÁ
PENSANDO FREUD DEL SACERDOCIO CATÓLICO?
Los sacerdotes Católicos latinos
no se cansan, dice Freud, en otros lugares tienen buenos motivos para no
casarse. Ahora cristo es identificado con el sacerdocio por que el sacerdote
representa a cristo. Cristo mato al padre poniéndose en el lugar del padre
haciéndose Dios sin necesidad de tirar de las mujeres en sí lo hizo de una
manera meramente racional, no por un motivo interior como es el deseo sexual de
las mujeres.
Pero en este punto la fatalidad
psicológica de la ambivalencia reclama sus derechos. Hemos visto que la ley
fundamental de la vida humana, es la ambivalencia que presenta. Es
contradicción fundamental en el acto mismo de ofrecer al padre la mayor
expiación posible. El hijo alcanza también la meta de sus deseos en contra del
padre, el mismo viene de Dios. Cristo se pone en lugar de Dios, se hace Dios
aquí mismo, la religión del hijo releva a la religión del padre. Hemos visto
que al principio de este libro Freud llamaba a la religión paterna la religión
judía, la religión del padre es la religión judía, la religión del hijo, es la
religión cristiana, es decir, la religión judía en el sentido tradicional es
una religión interior al cristianismo como dice Freud, porque es la religión en
la cual se siente culpa de haber matado a Dios. Los judíos sienten culpa por
haber matado a Dios, los cristianos no sienten culpa por haber matado a Dios
por que el cristianismo en su esencia es la religión del hombre, es decir, la
religión del hombre que se hace Dios.
El cristianismo entonces reemplaza el judaísmo como signo de esta
sustitución. El antiguo banquete totémico es reanimado como reunión en
ella la banda de hermanos consumen ahora la carne y la carne del hijo ya no las
del padre, se santifica por ese consumo y se identifica con aquel, es decir, la
celebración de la misa, según Freud es una re proposición de aquel asesinato
del padre y ese banquete que por el
asesinato del padre han celebrado los hombres de la orda primitiva, es decir,
esencialmente todas las religiones, se hace lo mismo. Esas religiones tienen un
orden evolutivo, primero hacían el banquete totémico, después sacrificaban
animales, sacrificaban vacas y toros, carneros etc. después mataban hombres los
aztecas etc., y después se celebró la eucaristía todo eso es lo mismo dice
Freud, hay una entidad en todas la formas de religiosidad y en todas esas
ceremonias solemnes discierne el efecto continuado de que el crimen que tanto
agobio a los hombres y del cual espero no podían estar tan orgullosos, es
decir, para Freud la religión tiene un sentido escondido, un sentido que
podríamos denominar místico que quiere decir escondido, no místico
evidentemente en el sentido de la auténtica mística cristina, si no del sentido
de esta mística diabólica. La religiosidad se transforma en una especie de
religión diabólica, que es la religión del homicidio, es la religión del odio,
que es lo que está escondido como más profundo y constituido de la vida
psíquica, por que la evolución desde la animalidad, nacía en plena humanidad
que es la racionalidad. Se constituye juntamente por esta fuerza negativa que
se opone a la vida, surgiendo al mismo tiempo de la vida, esa fuerza negativa
tiene formas cada vez más sofisticadas, que tiene en la punta culminante la
racionalidad que se expresa en las distintas formas de la vida cultural y por
eso, si por un parte, en los pueblos civilizados la moral es aquello que está
más presente, más inmediatamente presente, es aquello que constituye la
civilización y por moral entiende Kant, como una fuerza misteriosa, que en
otros lugares Freud llama demoniaca, ya que es la que le da a la moral su
sentido o su fuerza, es decir, una fuerza depende de la otra, la fuerza de la
moral que constituye el progreso de la civilización depende del fondo de la
fuerza de la religión y la fuerza de la religión es esta fuerza que se expresa
como negativa, que se expresa como negación, que se expresa como homicidio, que
se expresa como pecado, que se expresa
como soberbia, es decir, ese pecado no es algo de lo cual hay que sentir culpa,
sino que es algo de lo cual toca estar orgulloso, ahora bien, como se conozca
el psicoanálisis, como método de análisis de las personas individuales, frente
a esta explicación, hay modos de entender esta relación que no captan
adecuadamente su profunda unidad.
Chat Marito fue a buenos aires a
principios del siglo XX y dijo: Freud
tiene tantas cosas que sirven, dejemos de lado los disparates, la decisión de
la doctrina filosófica de Freud y asumamos el método que puede ser muy útil.
Eta misión no tiene fundamento en las obras de Freud, si para Freud hay una
unidad profunda del método y la doctrina psicoanalítica, no solamente en el
sentido individual si no en el sentido universal , en la evolución de la
humanidad, pasa a nivel particular en un individuo el método psiquicoanalitico
es una forma por la cual el individuo logra acercarse a el estado superior de
la humanidad, es decir, es un método por el cual atreves de las imágenes que
representan la fuente vital en los sueños
y un método racional en la asociación libre, logra reproducir de la
manera más elaborada posible el estado superior de la cultura, de la humanidad,
que es esta sabiduría que podríamos denominar filosófica, por la cual el hombre
se siente más consiente, que piensa y se auto constituye como cetro de la
realidad.
El método psíquico analítico que
consiste en elaborar la rebelión contra el padre en el complejo de dipo, al mismo tiempo que
se lo ama, es un método psiquicoanalitico
que dispone, para llegar a eso que se realiza perfectamente en cristo,
según Freud y que no es otra cosa que el súper hombre. En concepto de Niche, sería una especie de
disposición para captar el sentido profundo de la eucaristía, según Freud que
no es otra cosa que la celebración del pecado original, es decir la asimilación
inconsciente del pecado original dejando de lado el sentimiento de culpa que es
algo neurótico.
Freud dice que el psicoanálisis remplaza la
confesión y los psicoanalistas a los
sacerdotes, así como la confesión prepara la eucaristía, el psicoanálisis
prepara este homicidio de Dios y auto celebración orgullosa del hombre, es
decir, que es un método quasisacramental, que en vez de introducir en la
verdadera mística que tiene su centro que es la eucaristía, que es la
contemplación de cristo, en vez de introducir la verdadera mística introduce en
esta mística diabólica, una mística que produce al mismo tiempo la rebelión
contraria a Dios, la autoafirmación del hombre, pero en el fondo la auto
disolución del hombre, por que la rebelión contraria a Dios no es otra cosa que
he autodestrucción, es decir, dicho teológicamente, prepara la mente para el
influjo diabólico, para la desintegración de la persona Vidal y la asunción o
la asimilación de esta personalidad de una fuerza destructiva que no es otra
cosa que la fuerza diabólica.
Link audio p. Ignacio Andereggen
moral y religión en Freud:
COMPETENCIAS TRANSVERSALES
|
||
SER
|
SABER
|
SABER HACER
|
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
|
||
INTERPRETATIVAS
ADMIRAR
|
ARGUMENTATIVAS
JUZGAR, CRITICAR, DISCUTIR
|
PROPOSITIVAS
CREAR, PRODUCIR.
|
Los grandes avances de la tecnología son
producto de los esfuerzos de la humanidad para
mejorar la calidad de vida, y estos
a la vez son los que
han generado un gran sin número de evoluciones en la manera de
actuar en de casa ser, reflejado en si dentro de su
personalidad o manera como cada
uno de ellos se comporta, en la interacción con los demás seres de su
entorno.
Estos cambios se hacen más visibles
en dos partes de la vida humana;
la sexual y religiosa, puesto que un claro ejemplo de
ello lo
podemos evidenciar en el desorden de la sexualidad que viven algunos
hombres y mujeres, a raíz de las herramientas que ofrecen dichos avances como
lo es en este caso la Internet, que se convierte en un gran contribuyente
de la desviación de la vida moral y sexual
de la humanidad, cuando no se tiene un uso responsable de la misma.
Puesto que altera los
procesos normales de la vida cotidiana y
genera un malestar tanto en el ser individual como en la colectividad del mismo, ocasionando una
pérdida en su personalidad o una crisis de la misma, donde se obtiene como resultado la toma de caminos equívocos por donde debe
conducir su vida .Esto en cuanto a lo sexual ahora analizaremos el ámbito
religioso.
Por otro lado, vemos la
gran influencia de estos mismos en la parte de
la vida espiritual o religiosa de las personas, debido a que es tanto el confort que se pueden obtener de
ellos que se llega a creer que lo son todo en la vida, o por lo menos aquellos
deleites que satisfacen a gran
escala las necesidades, que se presentan en la búsqueda de un ser trascendental
que le genere un cambio en su vida.
Es por tanto que se
hace necesario realizar un estudio
antropológico, para así determinar
cuáles son las causas o factores que interviene en este proceso, y
así dar posibles soluciones o mejoras a las mismas , puesto que una parte de la humanidad, vive o evidencia
este conflicto y pide a gritos un cambio
o una buena orientación de las mismas .
HERMENÉUTICA DEL LENGUAJE. 6.
BLOQUE. SEMINARIO.
HERMENÉUTICA DEL LENGUAJE
Todos los fenómenos del entendimiento,
del comprender y el malentender, que forman el objeto de la llamada manifiestan
una forma de aparecer lingüística. No sólo el procedimiento interhumano de entendimiento, sino que el
proceso del comprender mismo representa también un acontecer lingüístico cuando
se dirige hacia un objeto extralingüístico o escucha la voz en sordina de las
letras escritas, un acontecer lingüístico de la misma índole de la conversación
del alma consigo misma, tal y como caracterizó Platón la esencia del
pensamiento. Gadamer reconocía que esas afirmaciones eran exigentes y, hasta cierto
punto, desafiantes. Este escrito trata de explicarlas. Lo primero que
había que considerar (y para eso hay que seguir a la inversa el curso
expositivo de Verdad y método) es en qué descansa la conexión entre comprensión y
lenguaje que plantea Gadamer. Respecto a
esa conexión se encuentran en dicha obra numerosas alusiones, por ejemplo: “la comprensión tiene
una relación fundamental con la lingüisticidad”; “el comprender está vinculado
al lenguaje”; “hay conexión esencial entre lingüisticidad y comprensión”; “el
lenguaje es el medio universal en que se realiza el comprender mismo”. Así, a distancia matizada de Heidegger, Gadamer parece
devolver la atención al fenómeno del lenguaje, retoma la sensibilidad para el
lenguaje que había mostrado la hermenéutica romántica. Sin embargo, el concepto de
lingüisticidad plantea una toma de posición ontológica de una radicalidad, no
sólo incompatible con las concepciones del lenguaje nacidas de aquella
sensibilidad, sino a la que ni siquiera el propio arranque de la línea
argumental de Verdad y método hace del todo justicia. Lo indicado con
esa palabra no es simplemente que el objeto primordial de la experiencia hermenéutica,
la tradición en su conjunto, tenga carácter lingüístico, esto es, se dé bajo la
forma de un acceder-a-lenguaje que se ofrece a la interpretación. Esto es más
bien una consecuencia de la lingüisticidad. El alcance de ese concepto no se reduce a la afirmación
de que la comprensión, además de otras cosas, se dé también en el lenguaje y
como lenguaje (incluso cuando lo que hay es un gesto, una imagen o una planta).
Gadamer piensa lo
lingüístico en clave onto-existencial. Comprensión y lenguaje no pueden
reducirse a “un hecho que pueda investigarse empíricamente”, ambos “no son sólo
un hecho, sino que abarcan todo lo que puede llegar a ser objeto”. La dirección
hacia la que se orienta el concepto de lingüisticidad no es el problema de la
delimitación del campo hermenéutico, sino que responde a la pregunta por lo que
constituye el ser-hombre. No se trata de caracterizar a los objetos que se
comprenden o que pueden acceder a la comprensión. Gadamer nos plantea la conexión entre
comprensión y lenguaje como una tesis de rango ontológico, no sólo y
específicamente hermenéutico; o, mejor, como fundamento de la unidad entre
hermenéutica y ontología. De ahí el título “Lenguaje como horizonte de una
ontología hermenéutica”. Gadamer escribe en Verdad y método: “La
relación esencial entre lingüisticidad y comprensión se muestra en que la
esencia de la tradición sea existir en medio del lenguaje, de modo que el
objeto preferente de la interpretación es de naturaleza lingüística”. La conexión
esencia de comprender y lingüisticidad”, aludida por Gadamer se funda en su
interpretación de la noción heideggeriana de ser. En el artículo de 1991 “La
hermenéutica y la escuela de Dilthey” resume esa interpretación con las
palabras siguientes: No alude precisamente a un ente, tampoco a lo auténtico o
a lo divino, sino que es más bien como un acaecer, un abrir el espacio en el que la
hermenéutica –sin fundamentación final- se convierte en el nuevo universal. Ese
espacio es la dimensión del lenguaje. El lenguaje sería en ese sentido lo que
constituye el “da” de nuestro dasein, el claro (Lichtung) que abre el acaecer
del ser para nuestra existencia como seres dentro de un mundo. Gadamer piensa la estructura existencial
ser-en-el-mundo lingüísticamente. Mundo y lenguaje, o mundo-lenguaje, son lo abierto por el acaecer del
ser en el que se da la humanidad de nuestra existencia. Lingüisticidad
es lo que caracteriza al mundo y al ser de nuestro da-sein. A través de ese
concepto se piensa el “da” en el que somos y que nos constituye como
lingüístico, un mundo-lenguaje. En Verdad y Método escribe Gadamer: El lenguaje
no es sólo una de las disposiciones que le corresponden al hombre que está en
el mundo, sino que sobre esa disposición descansa, y en ella se expone, el que
los hombres tengan mundo en general. El mundo es para el hombre como mundo ahí
de un modo que no existe para ningún otro ser vivo. Esa existencia del mundo
está constituida lingüísticamente. El lenguaje no afirma ninguna existencia
frente al mundo que accede con él al lenguaje. No sólo es mundo el mundo en
cuanto accede al lenguaje: El lenguaje tiene su ser auténtico sólo en que en él se expone el
mundo. La humanidad originaria del lenguaje significa, por tanto, a la vez, la
lingüisticidad originaria del ser-en-el-mundo. La tesis expuesta en ese
pasaje sobre la lingüisticidad de nuestra experiencia del mundo constituye,
como afirmaba anteriormente, una contribución original y diferenciada de
Gadamer a la filosofía hermenéutica. En el texto se muestra palpablemente la familiaridad con
el respecto al lugar que Ser y tiempo concede al “habla” (Rede). Gadamer sitúa mundo y
lenguaje en un mismo nivel ontológico, y mantiene constantemente esa
continuidad entre ambos, lo que implica a la vez la irreductibilidad de uno al
otro. En el lenguaje se expone el mundo mismo. La
experiencia lingüística del mundo es la lingüisticidad de nuestra experiencia
del mundo es previa frente a todo lo que es conocido y aludido como ente.
La referencia fundamental de lenguaje y mundo no significa, por tanto, que el
mundo se convierta en objeto del lenguaje. Lo que es objeto de conocimiento y
el enunciado está más bien siempre ya englobado en el horizonte del mundo del
lenguaje. La lingüisticidad de la experiencia humana de mundo no quiere decir
como tal la objetivación del mundo. La afirmación ontológica de la
lingüisticidad, de la interconexión entre mundo y lenguaje, y también el que
ambas cosas se encuentren al mismo nivel y ninguna absorba y agote a la otra,
estos son puntos fundamentales de la hermenéutica de Gadamer. El mundo es
articulado y aparece lingüísticamente, pero eso no implica que sea algo
“relativo” respecto al lenguaje. Mundo no es simplemente objeto del lenguaje.
El acento que pone en este aspecto se debe a la necesidad de evitar la mala
interpretación instrumental de la lingüisticidad como una afirmación de la
disponibilidad del mundo. La interpretación del lenguaje como un instrumento se sustenta, según
Gadamer, en la falsa representación de que los hombres encuentran primero el
mundo frente a sí, y, a partir de un estado carente de palabras, echa mano de
la herramienta del habla para entenderse entre sí acerca de aquél. Sin embargo,
escribe Gadamer, “hablar no significa en modo alguno hacer calculable y
disponible”. A la inversa: es más bien el horizonte mundano abierto
lingüísticamente lo que hace posible todo comportamiento objetivador. Los
juicios y enunciados que exponen nuestro conocimiento de los objetos serían una
parte de la multiplicidad del comportamiento lingüístico, y una parte que
permanece integrada en el todo de nuestra experiencia vital. El aspecto
“absoluto” del mundo respecto al lenguaje se debe, escribe Gadamer, a que “en
cuanto el todo abarcante que es, nunca se da [completamente] en la experiencia”.
Empero, el momento “absoluto” del mundo tampoco supone que el lenguaje sea
simplemente algo así como un medio de comunicación o un orden simbólico en el
que los hombres somos socializados y dentro del que tenemos que vivir.
Gadamer escribe: En todo saber de
nosotros mismos, y en todo saber del mundo, estamos ya siempre envueltos por el
lenguaje que es el nuestro propio. Crecemos, aprendemos a conocer el mundo, aprendemos a
conocer a los otros hombres y, finalmente a nosotros mismos, en tanto
aprendemos a hablar. Aprender a hablar no es ser introducidos en el uso de una
herramienta, ya presente, para la caracterización del mundo que nos es ya
familiar y conocido, sino adquirir la familiaridad y conocimiento del mundo
mismo y de cómo él nos sale al paso”. Ser-hombre vendría a significar, por
tanto, tener lenguaje y tener mundo, donde ese “tener” significa algo bien
diferente de “disponer de” o “dominar”. Y esa condición fundamental
implicaría a su vez el ser-unos-con-otros como determinante del ser-hombre.
Como se indicaba en el pasaje que acabo de citar, el lenguaje que nos sustenta
es en cada caso la lengua propia, aquella que aprendemos a hablar y, al
hacerlo, ganamos la familiaridad con lo que nos sale al paso.
Nuestro tener mundo se realiza como
pertenencia a una comunidad vital articulada por un lenguaje común. Así,
escribe Gadamer: El mundo es el suelo común, por nadie hollado y por todos
reconocido, que vincula a todos los que hablan unos con otros. Todas las formas
de la comunidad humana de vida son formas de comunidad lingüística, más aún:
ellas forman lenguaje. Pues el lenguaje es, por su esencia, el lenguaje de la
conversación. Él mismo se forma por vez primera su realidad por medio de la
realización del entendimiento. Por eso no es un mero medio para el
entendimiento. El concepto de lingüisticidad nos lleva, pues, al pensamiento
del mundo como un proceso vital común que se realiza en la forma del
entendimiento lingüístico. El mundo en el que somos es un mundo de vida
lingüístico común. Lo dicho conduce a la representación del ser-común, de la
existencia en comunidades, como un contenido implicado en el concepto de
lingüisticidad. Una característica fundamental de la ontología hermenéutica de
Gadamer consiste, precisamente, en la interpretación lingüística del ser-con
heideggeriano, del ser-unos-con-otros. En su artículo: “Patria y lengua”, escribe lo siguiente:
Lenguaje no es las palabras que poseemos y administramos libremente. Es un dar
y un tomar en el que se forma lenguaje. Hablar tiene su sentido en la
realización y sólo puede ser donde uno se aproxima al otro para asegurar la
comunidad del experimentar. Este pasaje resume su peculiar
interpretación lingüística de la estructura del ser-con indicada por la
analítica existencial. En la época de la hermenéutica de la facticidad, Heidegger distinguía
los tres ámbitos siguientes de la experiencia mundana: el mundo circundante
(medio), el mundo-con (los otros) y el mundo de Sí mismo. Sin embargo,
en su discurso no se encuentra ni una jerarquización clara de esos tres ámbitos
ni una explicación de su relación mutua.
Ese ser-con
dialógico no puede ser entendido ya sólo desde la estructura del ser lanzado,
como si el otro (los otros que nos interpelan y con los que hacemos el lenguaje
que nos hace) fuera sólo una cosa más entre las que nos salen al paso en
nuestra experiencia del mundo. No hay Sí mismo alguno que no deba constituirse
por mediación de la interpelación de los Otros. La forma en que el lenguaje
hace presente al otro en el mundo no es la de una presencia frente a la que nos
veamos lanzados como frente a un obstáculo, sino que constituye un
ser-unos-con-otros.
IMPORTANCIA DE LA HERMENÉUTICA EN NUESTROS
TIEMPOS
El vigoroso movimiento hermenéutico, que
se perfila en la aurora del tercer milenio como una de las más importantes
tendencias del pensamiento filosófico, atribuye al representante del
romanticismo alemán, Friedrich Schleiermacher (1768-1834), la paternidad de la
sistematización y la consiguiente autonomización de la moderna disciplina que
se presenta como arte de la comprensión. A decir verdad, es desde autores que
precedieron a Schleiermacher que el planteamiento filosófico de la hermenéutica
tiene como centro de gravedad no el aspecto técnico-metódico del problema, sino
el de disciplina epistemológica que indaga sobre las condiciones de posibilidad del acto de la comprensión. De hecho, como tal la palabra
hermenéutica data del siglo XVII y da ya título a obras que se escriben en la
época: Institutiones hermeneuticae sacrae, cuyo contenido es la
exposición de los métodos de la correcta interpretación de la Sagrada Escritura.
Conviene
asentar que es precisamente en el siglo XVIII que se impone la distinción entre
el vocablo hermenéutica y el término afín exégesis, que por mucho tiempo se
tomaron como intercambiables (explicación, interpretación), criterio que hasta
fecha muy reciente gozó de generalizada aceptación: exégesis es el acto mismo
de interpretar y hermenéutica es la teoría de la interpretación. En la hora actual sigue en pie la distinción entre exégesis y
hermenéutica, únicamente se ha modificado la connotación asignada a las mismas:
“Hoy se prefiere llamar ‘exégesis’, a aquel análisis del texto bíblico
destinado a descubrir lo que quería decir el autor a sus contemporáneos, y
‘hermenéutica’ a lo que el mismo texto nos dice a nosotros en un contexto
distinto y en un lenguaje comprensible al hombre moderno”. El texto citado
encierra tal importancia al revelar el impacto en el campo bíblico del
planteamiento filosófico de la hermenéutica.
DEL
RIESGO PERMANENTE DEL MALENTENDIDO AL ARTE DE LA RECTA COMPRENSIÓN
Pues
bien, aunque en el intento de establecer lo pensado mediante el decir que lo
expresa el texto reserva lugar privilegiado al lenguaje escrito, Schleiermacher
extiende el cometido de la hermenéutica al terreno más frecuente del diálogo en
el que el hablante atribuye un sentido particular a las palabras que contienen
el mensaje dirigido al oyente. De cara a la palabra hablada, la
comunicación verbal de la escritura presenta la enorme desventaja de no
satisfacer el requisito implícito en el acto de la conversación que, apelando
al procedimiento de preguntas y respuestas sostenidas con el interlocutor
contemporáneo, promueve la interpretación directa. El sello dialógico de la
hermenéutica revela la íntima conexión de pensamiento y lenguaje en términos de
razón en el lenguaje que apunta a la compleja mediación de este último entre la
razón y el sentimiento, pero, sobre todo, a la falta de correspondencia
(causada por la interferencia de la subjetividad) del lenguaje con el
pensamiento. Es preciso siempre tener presente que el
emisor al comunicar el mensaje debe ejercer una capacidad singular al hablar y
escribir, de suerte que los destinatarios comprendan lo que de él oyen o leen.
Sin embargo, dado que las palabras ostentan multiplicidad de significados, con
frecuencia las personas que manejan los mismos vocablos entienden ideas
completamente distintas. Circunstancia que induce a los interlocutores resolver
el equívoco acudiendo a la aclaración del término en juego desde el contexto
determinado de su uso. Muchas veses se convierte en ideal inalcanzable, toda
vez que aun cuando el esfuerzo parece compensado por el éxito, el resultado más
bien es incompleto, traduciéndose, en el mejor de los casos, en estímulo para
reiniciar con tesón el trabajo de comprender algo, sin disponer jamás de la
certeza de haberlo entendido plenamente. Piénsese, por lo pronto, en los coloquios
familiares de la cotidianidad en los que, a despecho de coincidir muchas veces
el signo y el significa, en otra cantidad no menor de casos experimentan la
ruptura de la relación inmediata de la expresión con lo expresado. Por mencionar unos pocos hechos que ilustran lo que se quiere explicar
acerca de los niveles de inefable densidad que puede llegar a conocer la
palabra alteridad humana, indiquemos la situación embarazosa del que con
frustración contempla cómo otra persona es incapaz de entender lo que le quiere
decir o el estado de confusión del que no acierta a salir el sujeto que ha
recibido un paliza, luego de gesticular una señal que interpretada de forma
suplicante en su propia cultura se toma como insulto en la extraña que en ese
instante visita. Ni que
decir del que finge aceptación o complacencia por la información que se le
brinda pero que para sí mismo sospecha que le estén engañando.
Dicho lo cual, la realidad viviente que el dinamismo de la lengua entraña,
demanda el tratamiento de un proceso sujeto a la búsqueda sin término de la
interpretación sobre el significado del que un discurso es portador. Sea de
ello lo que fuere, la finura inherente al arte de la explicación de un producto
que es creación del espíritu humano remite de continuo inevitablemente al arte
de la comprensión del referido proceso que lo ha creado.
Evidentemente,
los escollos que separan al emisor del receptor en la comprensión del mensaje
ensanchan abismalmente las grietas al agregar a la distancia
psicológico-lingüística de la comunicación oral que intercambian hablantes
contemporáneos, la histórica de una cultura y época tan diversas que debe
sortear el lector al abordar un texto con el fin de descifrar los signos
escritos ahí vertidos. Cabe recalcar, no obstante, que el
lenguaje escrito de un texto representa nada más un segmento de las diversas
formas de expresión que adopta la naturaleza esencialmente abierta de la
estructura interpretativa del existir humano.
Schleiermacher
dirige el ingenio de sus talentosas facultades a las condiciones comunes,
generales, universales de la vida del intérprete, desde las cuales queda en
franquía para unificar la tarea de la comprensión de textos que se dispersa en
el laberinto de obras disímiles con arreglo al marco literario (clasicismo
grecolatino), exegético (libros sagrados), teológico y jurídico en el que se
inscriben, igual que de las
Para
Schleiermacher la comprensión es una operación mental mediante la cual el
lector-intérprete procura determinar la intención, lo que se quiere decir, a
través de lo expresado por el autor en el lenguaje. De esta suerte, el intérprete se remonta desde el plano gramatical
(semántico-sintáctico) hasta el nivel de las ideas. Gracias a este procedimiento
el lector tiene acceso a la intuición original que inspiró al autor a escribir
un libro. En el
proceso referido, entretanto, se ha producido el fenómeno de la congenialidad (Kongenialitätslehre),
por el que el intérprete, alcanzando la identificación psicológica con el
autor, derivado de la totalidad del contexto sentimental de vida que funde
espíritus afines, capta con la inmediatez de la intuición, el sentido del
pensamiento contenido en cada expresión.
Ahora
bien, es el Infinito, el Epíritu, el Absoluto, la Naturaleza (fuerza divina y
vida creadora) lo que inconscientemente dirige el proceso creador de los
individuos de genio. En este orden de ideas, Schleiermacher decía
del filósofo Baruch de Spinoza que “el sublime Espíritu del mundo lo penetraba,
el Infinito era su principio y su fin, el Universo era su único y eterno amor.
Con santa inocencia y con profunda humildad él se reflejaba en el mundo eterno
y consideraba que también él era el espejo más amable del mismo.
En
definitiva, el ars intelligendi o ars interpretandi,
en el que la hermenéutica consiste, hunde sus raíces en la dialéctica como
práctica del entendimiento recíproco, por medio del cual, en diálogo con el
autor, el intérprete procura evitar el error, la falsa interpretación y
alcanzar más bien el genuino sentido del texto. Dos, pues, son los momentos que constituye{´]n el ejercicio de la
comprensión. En
primer lugar, el gramatical-filológico (recibe también el nombre de
comparativo), con el que el intérprete-lector reconstruye el pensamiento, la
intención, la intuición, la situación en un orden inverso al del autor que
compone un libro, a saber, de los signos al pensamiento y no viceversa. En su virtud, el intérprete lector, como ya se asentó más arriba, parte
de los elementos semánticos, sintácticos que garantizan el carácter objetivo de
la comprensión, puesto que emplea formas comunes a toda cultura y, por tanto,
existen independientemente del autor. “El comparativo, afirma
nuestro autor, coloca primero al que hay que entender como algo general y
encuentra después lo peculiar en cuanto es comparado con lo otro bajo lo mismo
general comprendido. Lo primero es la fuerza femenina en el conocimiento del
hombre, lo segundo la masculina”. Por lo demás, estos aspectos semánticos son
de índole negativa en el sentido que circunscribe su cometido
a determinar la mal comprensión que proviene del uso erróneo de los términos. El otro momento del comprender es
el psicológico llamado también adivinatorio que une al lector con el autor por
medio de la congenialidad o de la empatía (Einfühlung). Es lo que afirma claramente Schleiermacher en un paso de Hermeneutik:
“El método adivinatorio es aquél en que el hombre se transforma en otra persona
para poder aferrar directamente su individualidad”. Por cierto que, a
diferencia del aspecto comparativo, el adivinatorio es subjetivo,
orientado como está a penetrar en la individualidad y a participar de la
genialidad del escritor. Por otra parte, el elemento adivinatorio es positivo por
cuanto logra asir el pensamiento que genera en la estructura lógico-gramatical
del discurso. Los dos momentos de la comprensión son complementarios y
presentan la unidad de una estructura circular en la que la primacía
corresponde al aspecto adivinatorio, en razón de que éste, al anticipar
proyectivamente una pre comprensión, guía el momento comparativo que, a su vez
y en reciprocidad, amplía y profundiza, confirma y justifica al anterior por la
refundición diferenciadora de una multiplicidad de datos aislados. En palabras
de Schleiermacher, “dos métodos, el adivinatorio y el comparativo, los cuales,
sin embargo, tal como uno retro alude al otro, no pueden ser separados entre
sí”. El
círculo hermenéutico contiene, por tanto, la relación entre lo singular de la
individualidad del intérprete y el todo formado por los signos comunes que
entretejen la universalidad del discurso, o bien lo especial de la
individualidad del lector y lo general
del fenómeno de la comprensión. “Por todas partes, indica
Schleiermacher, que el saber perfecto está en este círculo aparente: que cada
cosa particular sólo puede ser entendida a partir de lo general cuya parte es,
y viceversa”.
HERMENÉUTICA DEL LENGUAJE.
En nuestros alrededores nos
encontramos con varios entes que siempre quieren transmitirnos algo, ¿pero como
llegar a una buena interpretación de esto? Y más aún cuando nos encontramos en un lenguaje escrito.
Pues bien, en un caso como este debemos recurrir a la
rama que nos ofrece la filosofía que es la hermenéutica del lenguaje, para así obtener una buena exégesis de lo estudiado.
Pues esta rama se centra en realizar un análisis a profundidad entre la
compresión y la intención de lo que se quiere llegar a transmitir, por que en
muchas casos se puede presentar la situación de que una cosa es lo que se piensa y otra es lo que se expresa, o viceversa y, por ende, se da paso a una mala interpretación, conllevando esto a una confusión entre el emisor y receptor del mensaje.
Por tanto es muy importante tener en cuenta el aporte que realiza el alemán Schleiermacher frente a este tema, cuando dice
que esta es una operación mental mediante la cual el lector-intérprete procura
determinar la intención, lo que se quiere decir, a través de lo expresado por
el autor en el lenguaje.
Es por tanto, que cada vez que el escritor quiera dar
a conocer un pensamiento debe ser muy cuidadoso con lo que expresa, y debe
asegurarse que lo que transmite sea legible y fácil de interpretar por sus
receptores, por ello debe de utilizar un lenguaje claro y específico con lo que
quiera mostrar, para así facilitar una buena comprensión y no una dificultad en
los diferentes destinatarios. Y de esta manera, pueda alejar de la vida del recibidor la mala interpretación del
texto, y así este pueda
llegar a la verdad de lo que el autor quiere expresar en el momento de redactar su idea.
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